Reducir el turismo en 11 ciudades europeas clave haría perder 208.000 millones, según WTTC

Imagen de archivo de la presidenta del Consejo Mundial de Viajes y Turismo (WTTC) Julia Simpson.EFE/Isaac Esquivel

Madrid, 5 jul (EFE).- El Consejo Mundial de Viajes y Turismo (WTTC) ha advertido de que limitar el turismo en once ciudades europeas clave, entre ellas Barcelona, a la media regional, para atajar el problema de la masificación, supondría una pérdida de 208.000 millones de euros (245.000 millones de dólares) en el PIB en los próximos tres años.

Asimismo, se perderían 104.000 millones de euros (122.000 millones de dólares) en impuestos (sin incluir los específicos del turismo) y casi 3 millones de empleos en tan solo tres años, según un nuevo informe del WTTC: “Gestión de la masificación en los destinos: una llamada a la acción”.

Estas cifras corresponden al primero de los dos escenarios que contempla el informe en el que se limita la demanda tanto internacional como nacional, mientras que, en el segundo, donde se reduce únicamente la extranjera, las pérdidas serían de 186.000 millones de dólares en el PIB, 91.000 millones en ingresos fiscales totales y casi 2,3 millones en empleos entre 2025 y 2027.

Aunque el estudio se centra en las ciudades europeas -Venecia, Roma, Dubrovnik, París, Barcelona, Ámsterdam, Lisboa, Praga, Dublín, Múnich y Viena-, donde las noches de turismo per cápita (uno de los indicadores potenciales de masificación) superan la media continental, reconoce que el problema se extiende más allá de esta geografía y afecta tanto a entornos urbanos como no urbanos.

Limitando el turismo, Barcelona perdería 27.000 millones

En caso de Barcelona, reducir el turismo podría resultar en el primer escenario en la pérdida de 26.915 millones de euros (31.700 millones de dólares) en el PIB total, unos 10.800 millones (12.700) en ingresos fiscales totales y 371.600 empleos entre directos, indirectos e inducidos.

Limitando sólo la demanda internacional, se podrían perder 341.000 empleos; 11.600 millones de dólares en impuestos y hasta 11.700 millones en el PIB directo y 17.300 millones en el indirecto e inducido, con un impacto que se extendería a toda España.

El impacto económico de las medidas para limitar el turismo en una ciudad afectaría, así, al PIB, al empleo y a la recaudación fiscal a una escala geográfica mucho mayor.

Ante el riesgo que suponen este tipo de medidas, el WTTC aboga por una gestión del turismo en los destinos más populares a nivel global más equilibrada y basada en la evidencia, e insta a gobiernos, responsables locales y empresas a que trabajen juntos, «pensando en el largo plazo y en el bienestar local».

«Este no es un debate sobre si debemos frenar el turismo, sino sobre cómo hacerlo funcionar para todos: residentes y visitantes», aprovechando su importancia estratégica y su potencial para alcanzar los objetivos económicos, sociales y ambientales de los destinos, ha subrayado la presidenta y consejera delegada del WTTC, Julia Simpson, en una entrevista con EFE.

En este sentido, ha recordado que el turismo representa casi el 10 % del PIB mundial (un 15,6 % de la economía española) y uno de cada diez empleos y, en la próxima década, generará uno de cada tres nuevos puestos de trabajo.

No es un problema exclusivo del turismo

La gente tiende a reaccionar ante la masificación cuando siente que socava su calidad de vida, en particular su acceso a las necesidades básicas, pero estas presiones sociales «rara vez son causadas únicamente por el turismo», ha defendido.

En muchos casos, surgen de problemas de larga data como la falta crónica de inversión en vivienda asequible, servicios públicos e infraestructura de transporte, así como por una mala planificación y decisiones fragmentadas.

A fin de desincentivar el flujo excesivo de visitantes o generar ingresos que puedan reinvertirse en el mantenimiento de infraestructuras y servicios, así como en la conservación, varios destinos en países como Estados Unidos, Canadá, México, Noruega, Italia, Francia, España, Japón, Tailandia o Islandia han introducido impuestos específicos para el turismo a nivel nacional y municipal.

Sin embargo, el sector ya financia servicios públicos esenciales a través de impuestos sobre las empresas, el trabajo y el consumo, pagando 3,3 billones de dólares en contribuciones fiscales, el 9,6 % de la recaudación global, por lo que sobrecargarlo con nuevos costes, «no acelerará las soluciones, sino que las retrasará».

Aunque abordar la masificación «nunca es sencillo», existen medidas pragmáticas y sensatas para gestionarla, si bien cada destino presenta sus propios desafíos y superarlos requerirá voluntad política, coordinación, planificación y la participación de los sectores público y privado, así como de los representantes de la comunidad.

El informe propone seis pasos concretos para los destinos mejoren la gestión del turismo: organización efectiva; tener un plan; basarse en datos, mantenerse alerta, monitorizando las condiciones y actuando antes de que sea tarde; inversiones inteligentes y dar voz a los residentes. EFE

kot/sgb