Río de Janeiro, 23 jul (EFE).- Río de Janeiro disfruta estas semanas con la alta presencia de ballenas jorobadas cerca de sus costas, «un regalo» majestuoso para turistas e investigadores fruto de años de trabajo para recuperar su población en el hemisferio sur.

La ciudad brasileña es una escala obligada para estos imponentes cetáceos en su ruta hacia aguas más cálidas para reproducirse. Este 23 de julio, Día Mundial de las Ballenas y los Delfines, volvieron a brindar su particular espectáculo de piruetas y cánticos en aguas cariocas.

Todos los años viajan desde la Antártida, donde se alimentan, hasta sus áreas de reproducción, que se ubican en torno a los estados brasileños de Bahia y Espírito Santo, explica a EFE Guilherme Maricato, biólogo marino e investigador del ‘Proyecto Ballena Jorobada’.
Esta iniciativa, creada en 1988 y administrada por el Instituto Baleia Jubarte, tiene como misión estudiar y proteger a las ballenas jorobadas, así como a otros cetáceos, en Brasil.
Maricato y sus colegas aprovechan los avistamientos para recolectar todo tipo de datos y descifrar, por ejemplo, de dónde vienen exactamente o cuál es el destino de estos animales que pueden llegar a medir hasta 16 metros y pesar hasta 40 toneladas.
También realizan estudios de «mancha biológica», sobre su edad y sexo, y hasta análisis acústicos. Y es que en esta época del año los ejemplares macho ofrecen «cánticos cada vez más complejos para atraer a las hembras», apunta Maricato.
La actual explosión de avistamientos es consecuencia de los arduos esfuerzos de conservación de las últimas décadas.
«Las poblaciones de ballenas jorobadas en el hemisferio sur están volviendo a recuperarse y a ocupar antiguas áreas de distribución geográfica, incluyendo Río de Janeiro», afirma a EFE Liliane Lodi, bióloga marina que colabora con el ‘Proyecto Ballena Jorobada’.
Lodi investiga el comportamiento de las ballenas desde la década de los 80 y dice que la presencia de estos magníficos cetáceos en aguas de Río es un «auténtico regalo» para turistas y científicos.
«Es fundamental que las personas tengan respeto y admiración por estos animales», demandó.
Sin embargo, su paso por Río no está exento de amenazas.
El lunes, un ejemplar fue hallado muerto en la playa de São Conrado, una región turística en la zona sur de Río. Además, este mes, otras dos tuvieron que ser rescatadas de redes de pesca en Ilhabela y Ubatuba, en el litoral del estado de São Paulo.
Según el último censo realizado por el Instituto Baleia Jubarte, la población de ballenas jorobadas que visita el litoral brasileño se multiplicó casi 18 veces en las últimas dos décadas, desde unos 1.400 ejemplares en 2001, hasta 25.000 en 2022.
Ese aumento es consecuencia directa del fin de la caza comercial de ballenas gracias a la moratoria internacional acordada en 1986.