Bruselas, 27 ago (EFECOM).- El consejero delegado de la aerolínea de bajo coste Ryanair, Michael O’Leary, pidió este miércoles a la Comisión Europea que reduzca los impuestos medioambientales a la aviación, en particular alienando las tasas por emisiones de carbono de la Unión Europea con el sistema internacional Corsia para no penalizar a los consumidores europeos.
En un encuentro con la prensa en Bruselas, el ejecutivo irlandés consideró «indefendible» el sistema actual puesto que grava a los pasajeros y aerolíneas europeas mientras que deja exentos a los que vuelan a destinos extracomunitarios y urgió a reformarlo.
Una familia belga de cuatro personas que vuele a las Islas Canarias paga 80 euros por el sistema de comercio de emisiones de carbono (ETS por sus siglas en inglés), mientras que si vuela a Marruecos paga cero euros, dijo O’Leary, quien consideró que esto supone una «distorsión enorme» que mina la competitividad de la UE al encarecer los destinos europeos.
«Es una loca estupidez que solo los europeos podrían inventar», dijo el consejero delegado, quien cargó contra la presidenta del Ejecutivo comunitario, Ursula von der Leyen, por no haber actuado en este frente.
Pidió en particular que la UE reduzca el precio de los derechos de emisión del ETS para alinearlo con el sistema CORSIA (Plan de Compensación y Reducción de Carbono para la Aviación Internacional), que implementa la Organización de Aviación Civil Internacional, para garantizar la igualdad de condiciones entre las aerolíneas europeas y las internacionales.
Asimismo instó a restablecer los derechos de emisión gratuitos, que se están limitando poco a poco, y sugirió utilizar los ingresos del ETS para subsidiar la producción de combustibles de aviación sostenibles (SAF, en inglés) o «mejor aún», reducir el precio de estos al nivel del precio del queroseno.
A nivel nacional, el consejero delegado de Ryanair dijo que la empresa quiere «recompensar a aquellos países como Suecia, Albania, Italia y Hungría que están aboliendo las tasas medioambientales» y subrayó, en particular, que Bélgica «está yendo en la dirección contraria».
Señaló que el Gobierno – una coalición liderada por el partido nacionalista flamenco N-VA- ha aumentado el impuesto a la aviación en un 150 %, hasta los cinco euros por pasajero, por lo que la aerolínea reducirá su tráfico en un 6 % este año en el aeropuerto de Zaventem, el principal del país, y no crecerá en Bélgica pese al aumento de las aeronaves disponibles.
Huelgas de controladores aéreos
Por otro lado, Ryanair volvió a pedir a la Comisión Europea que endurezca las normas para las huelgas de controladores aéreos, empezando por garantizar que en las jornadas de paro haya personal suficiente para los primeros vuelos de la mañana y obligando a pagar compensaciones a los pasajeros y las aerolíneas si no cumplen.
Y también protegiendo los llamados «sobrevuelos», aquellos que atraviesan el territorio del país donde tiene lugar la huelga pero no parten ni aterrizan en él, como ya hacen Estados como España, Italia o Grecia, de modo que el impacto recaiga sobre el país donde se celebra el paro y no sobre el resto de pasajeros.
Ryanair subrayó que en el mes de julio más de 600 de sus vuelos se vieron cancelados sobre todo por dos jornadas de huelga en Francia.
«Tienen el derecho de hacer huelga, pero los franceses deberían llevarse las cancelaciones», dijo O’Leary.