Natalia Arriaga

Costa Navarino (Grecia), 19 mar (EFE).- A 100 km de Olimpia, lugar sagrado para el deporte, y 2.429 años después del final de la Guerra del Peloponeso, en la península griega se libra ahora otra batalla, la elección del próximo presidente de Comité Olímpico Internacional (COI), con tres nombres destacados en todas las predicciones: los del español Juan Antonio Samaranch, el británico Sebastian Coe y la zimbabuense Kirsty Conventry.

Los siete aspirantes disponen apenas de unas horas más para arañar votos en los pasillos del complejo turístico de Costa Navarino, a orillas del mar Jónico, donde se reúne la asamblea del organismo que este jueves elegirá al sucesor de Thomas Bach.
Los otros candidatos al cargo son el sueco-británico Johan Eliasch, el jordano Feisal al Hussein, el japonés Morinori Watanabe y el francés David Lappartient.
Los electores, en torno a un centenar, no pueden expresar públicamente sus preferencias. Pero todas las fuentes consultadas por EFE coinciden en que Coventry y Samaranch son los que tienen más posibilidades. La primera, ex nadadora, campeona olímpica, sería la primera mujer en ocupar el cargo; el segundo, hijo del que fue presidente entre 1980 y 2001, es el que acumula más experiencia en el COI, 24 años, y es actualmente uno de sus vicepresidentes.
El gran misterio es el papel de Sebastian Coe, otro campeón olímpico, que atesora un buen puñado de votos gracias al vínculo de muchos electores con el atletismo, cuya federación internacional preside. Para unos, es el candidato perfecto porque ha pasado por todos los cargos posibles en el deporte; para otros, su decisión de conceder a los atletas premios en metálico durante los Juegos de París fue un ataque a los valores olímpicos.
‘Seb’ Coe sabe cómo hacer este tipo de campañas y ya lo demostró al conducir a Londres a la victoria en la carrera por la sede de los Juegos de 2012.
Son muchos los factores que los asambleístas pueden tener en cuenta al apretar el jueves el botón de su dispositivo electrónico de voto: la trayectoria y edad de los candidatos, su relación con unos u otros deportes, su nacionalidad, los idiomas que hablan o, esta vez también, su sexo.
Después de la elección presidencial de 2013, cuando todos los candidatos fueron hombres, una mujer vuelve a aspirar a la presidencia, como hizo por primera vez la estadounidense Anita DeFrantz en 2001.
Kirsty Coventry, ganadora de siete medallas olímpicas, reúne sobre el papel todas las condiciones para ser la imagen del cambio en un organismo que no admitió a mujeres en su asamblea hasta 1981. Además de ser la primera mujer, sería también la primera africana en el primer sillón del deporte mundial. Y la presidenta más joven después del refundador de los Juegos, Pierre de Coubertin, que llegó al cargo a los 33 años, ocho menos de los que tiene ahora la zimbabuense.
Antes incluso de que se abriera la carrera electoral, se la señaló como la favorita del actual presidente Bach. Nada nuevo: todos los presidentes han tenido a sus ‘tapados’ y casi siempre han ganado. Pero el voto secreto, recordó Samaranch, es un arma poderosa en manos de los electores.
Tras una campaña descafeinada, debido a las restricciones establecidas por el COI -ninguna presentación pública de los candidatos, prohibido hablar los unos de los otros-, su llegada a Grecia se ha visto acompañada por la sensación de que Coventry y Samaranch, quizá también Coe, están un paso por delante.
Pero el sistema de votación es endiablado: si ningún candidato obtiene en primera ronda la mayoría absoluta, se elimina al menos votado y se vuelve a empezar. Y así sucesivamente hasta que alguien reúna la mitad más uno de los apoyos. El trasvase de votos en la segunda y siguientes rondas será decisivo.
Entre los otros candidatos, Al Husein, príncipe jordano muy implicado en iniciativas solidarias, y Lappartient, presidente de la UCI (ciclismo) y del Comité Olímpico Francés, tienen alguna posibilidad de verse beneficiados por el voto de los descartados. Menos parecen tener Eliasch, presidente de la Federación Internacional de Esquí y recién llegado al COI, y Watanabe, presidente de Gimnasia y con propuestas sorprendentes como la disputa de los Juegos en cinco ciudades a la vez, una por continente.
Nunca han sido necesarias más de dos rondas para elegir al presidente, pero tampoco ha habido antes siete candidatos.
Los miembros del COI son 109. No podrán votar los que comparten nacionalidad con alguno de los aspirantes. Tampoco lo hará, por voluntad propia, Thomas Bach, aunque podría hacerlo para deshacer un empate.
Está previsto que la votación empiece a las 16.00 horas (14.00 gmt), pero el programa puede variar según el desarrollo de los debates de la asamblea.
A partir del 23 de junio, cuando tome posesión, el nuevo presidente departirá con jefes de Estado y Gobierno, que le agasajarán para pedirle la sede de unos Juegos Olímpicos; ocupará un sitio preferente en el palco de cualquier estadio del mundo, negociará contratos multimillonarios con las principales empresas del planeta, hablará desde el atril de los principales organismos internacionales y tendrá en sus manos el futuro de los millones de niños que corren, nadan, saltan o juegan soñando con ser un día olímpicos.
El elegido dirigirá una ONG formada por apenas un centenar de voluntarios, para la que trabajan 750 empleados y que en el último cuatrienio generó más de 7.000 millones de dólares. EFE