La Paz, 14 ago (EFE).- Empresario, economista y exministro, el opositor Samuel Doria Medina aspira por cuarta vez a la Presidencia de Bolivia con posibilidades en esta ocasión de disputar una segunda vuelta y la oferta de sacar en cien días al país andino de la crisis económica que atraviesa.
Con estudios superiores en la London School of Economics, Doria Medina (La Paz, 1958) está casado desde 1983 con Nidia Monje, con quien tiene cinco hijos.
El empresario postuló sin éxito a la Presidencia en 2005, 2009 y 2014 y también aspiró a la Vicepresidencia en 1997 junto a Jaime Paz Zamora (1989-1993) y en 2020 con la entonces mandataria interina Jeanine Áñez (2019-2020), aunque esa dupla se retiró a falta de un mes para las elecciones para no dispersar el voto opositor.
Antes de fundar su actual partido, Unidad Nacional (UN), la base de la alianza Unidad, Doria Medina militó durante varios años en el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), de Paz Zamora.
Se desempeñó como ministro de Planeamiento y Coordinación (Economía) del Gobierno de Paz Zamora y además representó a Bolivia ante el Banco Mundial (BM) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
El oficialismo lo sitúa en la derecha y lo tacha de «neoliberal», mientras que los conservadores lo ubican en la izquierda y le consideran «socialista» porque pertenece a la Internacional Socialista, pero Doria Medina asegura que es un social demócrata de centro.
En una entrevista con EFE sostuvo que llamarlo socialista «es el absurdo más grande», pues es «el capitalista más representativo de Bolivia» por toda la actividad empresarial que ha desarrollado, desde instalar en el país la franquicia de Burger King hace más de 25 años, hasta sus inversiones en áreas como la hotelería e inmobiliaria, entre otras.
El empresario tiene en sus filas al abogado Juan del Granado, de centro izquierda, y al gobernador suspendido de la región oriental de Santa Cruz, el derechista Luis Fernando Camacho.
Por esto, considera que si gana las elecciones del 17 de agosto, podrá mantener buenas relaciones con Gobiernos de distintas ideologías, como EE.UU., Argentina, China o Brasil, pero no le interesa estrecharlas con Irán, Cuba, Venezuela o Nicaragua.
Dos sucesos han marcado la vida del empresario: el primero, el secuestro de 45 días al que estuvo sometido en 1995 a manos del Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA), un grupo guerrillero de origen peruano al que pagó un rescate superior al millón de dólares.
El otro ocurrió en enero de 2005, cuando la avioneta en la que viajaba se precipitó a tierra cerca de una población en el altiplano boliviano, un accidente en el que resultó ileso y del que salió la frase «¡Carajo, no me puedo morir!», que luego dio lugar al eslogan principal de su actual campaña, «100 días, carajo».
Precisamente ese es el plazo que el empresario se fijó para resolver la crisis económica en la que está sumida Bolivia por la falta de dólares y carburantes y la alta inflación, con medidas como eliminar la subvención de los combustibles y cerrar las empresas estatales que operan a pérdida para reducir el déficit fiscal.
Además, promete aprobar de inmediato un decreto para reducir el gasto público en un 60 % y otro para «transparentar» el funcionamiento del Estado.
Ante la urgencia por superar la crisis económica, Doria Medina eligió como compañero de fórmula al también economista, exministro y exfuncionario del BID José Luis Lupo.
El político ha recibido el apoyo del presidente del club Bolívar, el empresario Marcelo Claure, un respaldo destacado por algunos y cuestionado por sus oponentes y por el oficialismo, que acusa a Doria Medina de supuestamente haber negociado la administración de recursos como el litio a cambio del apoyo del multimillonario, algo que ambos niegan.
Es la tercera vez que Doria Medina se enfrentará en las urnas con Jorge Tuto Quiroga, con quien inicialmente conformaron en diciembre de 2024 el principal bloque opositor para los comicios, aunque el expresidente decidió desmarcarse y postular por su cuenta.
Las encuestas preelectorales auguran una posible e inédita segunda vuelta entre ambos políticos, pues ninguno alcanza los porcentajes necesarios para ganar en primera ronda.
Gina Baldivieso