José Miguel Blanco
Madrid, 3 abr (EFE).- Es un golpe. Efectos va a haber, y aunque aún no pueden cuantificarse, hay que actuar ya para mitigarlos. Esa es la reflexión que se hace en el Gobierno ante los aranceles anunciados por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y que han llevado al jefe del Ejecutivo, Pedro Sánchez, a presentar este jueves un plan de contingencia.
Un plan sobre el que se venía trabajando desde hace unas semanas pero que no se ha concretado hasta el final dada la imprevisibilidad del presidente estadounidense, factor que había provocado tener preparados varios escenarios.
El de unos aranceles del 20 % para los productos europeos, se admite desde el Gobierno, no es el peor para España dado que sus exportaciones a Estados Unidos no tienen el peso que sí representa para otros socios comunitarios.
Pero en cualquier caso sí ataca especialmente a algunos sectores y sí repercutirá en España el efecto mayor que pueda tener en otros países de los Veintisiete.
Es decir, que la economía española lo notará, y por ello Sánchez ha planteado una serie de medidas para ayudar a los colectivos que se vean más perjudicados.
No es la primera crisis a la que se ha enfrentado desde que llegó a la Moncloa, tal y como él mismo se ha encargado de recordar, citando precedentes como las provocadas por la pandemia de coronavirus y la escalada inflacionaria derivada de la guerra en Ucrania.
Está convencido Sánchez, aportando datos del crecimiento económico y de creación de empleo, que las decisiones que se impulsaron para mitigarlas dieron y siguen dando resultado, que el escudo social benefició a muchos ciudadanos, y por ello está dispuesto a seguir la misma senda y abrir un paraguas ante la tormenta provocada por Trump.
En realidad, un doble paraguas, según sus propias palabras, ya que uno es nacional (el que ha presentado este jueves) y otro europeo que está pendiente de concretarse y ante al que lanza ya varias peticiones.
Todo ello para un objetivo que, ante representantes de sectores que van a verse más afectados y a los que ha citado en Moncloa para presentarles su plan, es idéntico al que se comprometía en los albores de las crisis anteriores: salir más fuertes.
Se ha prodigado Sánchez en su crítica al presidente estadounidense a poco más de dos meses de que coincidan en persona por vez primera en el actual mandato de Trump, ya que se verán en la cumbre de la OTAN que albergará La Haya en junio.
Le ha reprochado su “sinrazón”, usar argumentos que no responden a la verdad, entre ellos que la UE aplique tasas del 39 % al país norteamericano, y protagonizar un proteccionismo que considera estéril para tratar de mitigar el déficit de su política fiscal.
También representar una forma de ver el mundo guiada por la desinformación y el cortoplacismo y una actuación que va “contra todo y contra todos”.
Pero a pesar de su rechazo frontal a sus decisiones, y aunque sin apenas esperanzas, asegura que Europa sigue teniendo la mano tendida para llegar a un acuerdo con Trump.
La misma mano ha lanzado a los grupos parlamentarios en busca de la unidad ante las medidas incluidas en el plan que deban pasar por el Congreso.
Ante ese horizonte, que incluye reuniones del ministro de Economía, Carlos Cuerpo, con los representantes de los partidos, en Moncloa se mantiene otra esperanza, que el PP se sume, esta vez sí, al consenso teniendo en cuenta que la reacción de su líder, Alberto Núñez Feijóo, va en la línea de la posición del Gobierno.
A la espera de despejar esa incógnita, el Ejecutivo impulsará ya el plan, que incluye alguna medida que deberá pasar por la mesa del Consejo de Ministros. Esa parada será el próximo martes.