Madrid, 19 jun (EFE).- El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha comunicado al secretario general de la OTAN, Mark Rutte, el rechazo de España a comprometerse a un nuevo aumento de gasto en defensa y considera que para el país llegar al 5 % que ha planteado a los aliados «no es razonable» y podría ser contraproducente.

En una carta dirigida a Rutte, propone incluir una fórmula «más flexible» en la declaración que se aprobará en la cumbre de la OTAN que se celebrará en La Haya la próxima semana, que diga que el objetivo del 5 % es opcional o una que excluya de la aplicación del mismo a España, que ha prometido llegar este año al 2 %.
Sánchez le explica que alcanzar el 5 % es incompatible con el estado del bienestar en España y con su «visión del mundo» y reivindica el legítimo derecho de cada gobierno a hacer o no determinados «sacrificios», como elevar los impuestos a la clase media o recortar servicios públicos y prestaciones sociales.
Reconoce que la Rusia de Vladimir Putin supone una «amenaza existencia» que no pude ser ignorada y que exige una OTAN más fuerte, con «el pleno compromiso de Estados Unidos», y una Europa capaz de asumir su propia defensa y seguridad.
Y en ese contexto, recuerda que España va a alcanzar el 2 % en este ejercido y que en los últimos años se ha convertido en el cuarto país de la OTAN con el mayor incremento medio anual en gasto en defensa, además de participar con miles de efectivos en las distintas misiones de la Alianza.
«Quiero asegurarle que España continuará cumpliendo con su deber en los años y décadas venideros y seguirá contribuyendo activamente a la arquitectura de seguridad europea. No obstante, España no puede comprometerse con un objetivo específico de gasto en términos de PIB en esta cumbre», subraya.
A su juicio, ese aumento no es necesario para cumplir con los objetivos de capacidades marcados para cada país en la reciente cumbre ministerial de la Alianza. En el caso de España, según los cálculos militares, un gasto del 2,1 % será suficiente para cubrir las inversiones requeridas.
«Para España, comprometerse con un 5 % sería no solo irracional, sino contraproducente», destaca el jefe del Gobierno, ya que se alejaría del gasto óptimo y podría perjudicar los esfuerzos europeos de reforzar su propio ecosistema de seguridad y defensa.
Correr hacia ese 5 %, explica, podría ser perjudicial para un proyecto que requiere tiempo y margen de maniobra; podría empujar a España a realizar compras aceleradas a proveedores de fuera de la UE e impediría también un desarrollo industrial propio.
Sánchez alerta también del riesgo de frenar el crecimiento económico al incrementar la deuda y las presiones inflacionistas y desviar inversiones en actividades que tienen un efecto multiplicador mayor que la industria de defensa.
El tercer motivo que le lleva a decir no al 5 % es que ese objetivo sería incompatible con el estado del bienestar español.
«Para España, como para otros países de la OTAN, llegar al 5 % en gasto en defensa es imposible sin elevar los impuestos a las clases medias, recortar servicios públicos y beneficios sociales para sus ciudadanos o reducir su compromiso con la transición verde y la cooperación internacional para el desarrollo», manifiesta.
Y como «aliado soberano», apuesta por un equilibrio entre aumentar el gasto en defensa y atender al tiempo otros retos sociales, económicos y medioambientales.
Un equilibrio que, afirma, en el contexto actual implica destinar el 2 % del PIB a defensa y seguridad y seguir invirtiendo en diplomacia, comercio, políticas de bienestar y ayuda al desarrollo.
Pide por ello a Rutte una fórmula flexible que permita a los países que así lo desean comprometerse con el 5 % y a España quedar al margen.