Madrid, 6 jul (EFE).- El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, testará esta semana con su comparecencia en el Congreso sobre el caso Koldo el apoyo de los socios parlamentarios, a los que espera convencer con sus explicaciones y con las medidas anticorrupción que tiene previsto anunciar.
Con su intervención en la Cámara Baja, que previsiblemente se convertirá en un duro choque con el PP, Sánchez concluirá la ronda de explicaciones y medidas que anunció tras conocerse el informe de la UCO sobre la supuesta implicación del exsecretario de Organización del PSOE Santos Cerdán -ahora en prisión preventiva- en el caso Koldo.
Tras un Comité Federal socialista marcado por el cierre de filas en torno a su secretario general -con la casi única excepción del presidente castellanomanchego, Emiliano García-Page,- en el que Sánchez planteó trece medidas internas para intentar prevenir y erradicar este tipo de comportamientos, aún quedan por saber las reformas legislativas que el presidente anunciará en el Congreso.
Fuentes de Moncloa indican que irán encaminadas al endurecimiento de las penas por estos delitos y a fortalecer las garantías para que las empresas corruptoras no puedan volver a contratar con la administración pública, aunque precisan que la legislación actual ya es bastante firme en ese sentido.
Desde el Gobierno dan por hecho que la oposición tildará de insuficiente el plan de choque, pero confían en que los socios las reciban bien.
En principio el Ejecutivo no prevé poner fin a los aforamientos como pide Sumar, pero estima que entre las medidas internas anunciadas por Sánchez en el Comité Federal socialista y las que compartirá el miércoles puedan convencer a todos los socios.
Las mismas fuentes descartan por el momento una remodelación del Gobierno tal y como dijo Sánchez en su primera comparecencia en Ferraz tras estallar el caso de Cerdán, algo que algunas voces empiezan a ver con buenos ojos ante la necesidad de mandar un mensaje de que el Ejecutivo está intentando pasar de página de este asunto para encarar la legislatura con una energía renovada.
A la espera de la batería de reformas está el socio de Gobierno del PSOE, Sumar, después de que ambas formaciones mantuviera esta semana una reunión cordial, según los socialistas, pero que para los de la vicepresidenta Yolanda Díaz no supuso ningún avance.
Así, en Sumar continúan a la expectación de medidas de regeneración democrática, «exante y no expost» porque contra la corrupción «no valen paños calientes», según ha criticado Díaz esta semana, quien ya ha advertido de que o el presidente plantea un plan de choque convincente o el miércoles no hablará en nombre del Gobierno de coalición sino solo en el de la parte socialista.
Pero no solo tendrá que convencer Sánchez a Sumar. En el hemiciclo encontrará también la crítica dura de varios socios de investidura, como Podemos o ERC, que aguardan también medidas definitivas contra estos comportamientos así como un empujón en la agenda social que pueda cambiar el ritmo de la legislatura y hacer que esta dure hasta 2027.
A su vez, Junts y PNV estarán atentos a la intervención de Sánchez. Los de Carles Puigdemont no han sido en esta ocasión los más críticos con el Gobierno y han supeditado la continuidad de su apoyo al cumplimiento de los acuerdos pactados al inicio de la legislatura.
Por su parte, el PNV ha pedido a Sánchez «un discurso sincero» y «pruebas» para llegar a «delimitar claramente» las implicaciones del caso Koldo y poder seguir contando con el apoyo de los nacionalistas, tal como dijo ayer el presidente de la formación nacionalista, Aitor Esteban.