Redacción deportes, 4 sep (EFE).- Sergio Scariolo, que tras caer eliminado en el Eurobasket después de perder contra Grecia por 86-90 pone fin a su etapa al frente de la selección española aseguró que de ahora en adelante será «el fan número uno» del equipo y recomendó a sus jugadores «estar juntos y mantener el amor» por la camiseta de España.
«El futuro es brillante. Otro estará al frente del equipo, pero recomiendo a estos jugadores estar juntos y mantener el amor por esta camiseta, seguir confiando en el gran trabajo que hace la federación. Quince años con el equipo son muchos y seré el fan número uno de a selección de ahora en adelante», dijo.
«Toda historia de amor tiene un final. Es como cuando un marido y una mujer se separan por cualquier razón pero aún quedan y pasan tiempo juntos. Tenemos ‘hijos’ juntos y otros que vienen por detrás de este equipo a los que cuidar durante muchos años y a los que me encantará ver crecer desde las categorías inferiores hasta la absoluta. Es momento de que otro tome el relevo. Nadie es irremplazable. Cuando me hice cargo de este equipo la gente me decía que era imposible hacerlo mejor que antes y seguro que eso es lo que le dirán al que venga después. Hay que mirar al futuro con optimismo», manifestó.
Scariolo reconoció que le hubiera gustado ganado su último partido pero al mismo tiempo indicó que no puede estar más orgulloso del esfuerzo de sus jugadores: «Es increíble como han remontado una desventaja de 15 puntos. El esfuerzo, la competitividad y la energía que han puesto en el partido es increíble».
«El deporte te pone en tu sitio. Es cierto que hemos tenido poco premio para el esfuerzo que hemos hecho en estos dos grandes partidos en los que hemos jugado contra rivales sobre el papel superiores pero que han tenido que sudar hasta el último momento para poder ganar. Pero si no hemos ganado es también porque hemos perdido errores en momentos clave», agregó.
Además habló de la evolución que ha apreciado en el equipo nacional: «Cuando llegué a España por primera vez ya veía buen baloncesto pero una sorprendente falta de competitividad. Luego llegó una nueva generación y empezó a demostrar a todo el mundo que España no solo podía jugar buen baloncesto sino también ganar. Y ahí llegó el gran ADN de este equipo, el de no rendirse sin importar quién era el rival o cuál era el resultado».
«Aquí no apuntamos con el dedo, no buscamos culpables cuando perdemos; el nombre que llevas en el pecho es más importante que el que llevas en la espalda y estos chicos lo demostraron una vez y otra. Ganamos un Mundial y un Europeo con la mayor parte de una generación legendaria retirada. En esta pirámide todo el mundo se siente parte de una familia y espero que este legado siga durante muchos años más allá de nuestro trabajo aquí», subrayó.
Asimismo afirmó sentirse en paz con su conciencia porque cree que haber dado «todo lo que tenía» y se mostró satisfecho por poder acabar en la pista con dos jugadores de 19 años, Sergio De Larrea y Mario Saint-Supéry: «He jugado con ellos porque para ganar este partido me sentía cómodo jugando con ellos, no porque quisiéramos darles experiencia. Me gusta que esa imagen sea la de cerrar una puerta pero al mismo tiempo abrir otra de que se vea una luz».