Redacción Ciencia, 18 jun (EFE).- De momento son un prototipo, pero los sensores de imagen hechos de perovskita son más sensibles a la luz, reproducen los colores con mayor precisión y ofrecen una resolución significativamente mayor que los convencionales a base de silicio.
Los sensores de perovskita no solo serán adecuados para cámaras digitales, sino también para análisis médicos por imagen o para la vigilancia automatizada del medioambiente y la agricultura, según investigadores de la Escuela Politécnica Federal de Zúrich.
El equipo lleva casi una década investigando este tipo de sensores y han demostrado que funcionan, según un estudio que publican en Nature.
Los sensores de imagen, normalmente hechos de silicio y que están integrados en todos los teléfonos inteligentes y cámaras digitales, distinguen los colores de forma similar al ojo humano, que reconoce de forma individual el rojo, el verde y el azul.
En los sensores de imagen, los píxeles individuales absorben las longitudes de onda correspondientes de cada color y las convierten en señales eléctricas.
El equipo encabezado por Maksym Kovalenko ha creado sensores de imagen cuya base son las perovskitas de haluro de plomo, un material cristalino, semiconductor, fácil de procesar y cuyas propiedades físicas varían en función de su composición química exacta.
De esta manera, si la perovskita contiene un poco más de iones de yodo, absorbe la luz roja, para el verde se añade más bromo y para el azul más cloro, así no hacen falta filtros.
Con la perovskita, los píxeles para el rojo, el verde y el azul pueden apilarse unos sobre otros en el sensor de imagen, a diferencia de los de silicio, en los que están uno al lado del otro.
Gracias a esta disposición, los sensores de imagen basados en la perovskita pueden, en teoría, captar tres veces más luz que los convencionales y ofrecen una resolución espacial tres veces mayor.
Los sensores de imagen de perovskita aún están en las primeras fases de desarrollo, pero con los dos nuevos dos prototipos creados por el equipo se ha demostrado que esa tecnología puede miniaturizarse.
Los investigadores destacan que las cámaras digitales de consumo no son el único campo de aplicación de estos sensores, pues gracias a las propiedades del material, también son especialmente adecuados para su uso en visión artificial.
Ahora, el objetivo es reducir aún más el tamaño y aumentar el número de píxeles. Los dos prototipos tienen píxeles de entre 0,5 y 1 milímetro, mientras que los de sensores de imagen comerciales se sitúan en el rango de los micrómetros.