Serena Williams: «Los campeones tienen que pagar un precio y no siempre es divertido»

La extenista estadounidense Serena Williams habla durante el evento México Siglo XXI de la fundación Telmex en el Auditorio Nacional de Ciudad de México (México). EFE/Sáshenka Gutiérrez

Ciudad de México, 5 sep (EFE).- Serena Williams, una de las figuras más influyentes de la historia del deporte, aseveró este viernes en Ciudad de México que para ser campeón no basta con el talento, hace falta mentalidad, disciplina, educación y la capacidad de levantarse después de caer.

La extenista estadounidense Serena Williams habla durante el evento México Siglo XXI de la fundación Telmex en el Auditorio Nacional de Ciudad de México (México). EFE/Sáshenka Gutiérrez

La tenista exnúmero uno del mundo, que acumuló 319 semanas en la cima del ranking de la WTA, irrumpió en el foro México Siglo XXI, de la Fundación Telmex-Telcel, del magnate mexicano Carlos Slim, ahora no con una raqueta, sino con un mensaje claro frente miles de jóvenes que llenaron el Auditorio Nacional.

La extenista estadounidense Serena Williams habla durante el evento México Siglo XXI de la fundación Telmex este viernes, en el Auditorio Nacional de Ciudad de México (México). EFE/Sáshenka Gutiérrez

“Los campeones sienten siempre tienen que pagar un precio y no siempre es divertido (…) en el futuro se va a retribuir, así que, los campeones entienden también el hecho de que uno tiene que trabajar arduamente y que no va a haber una recompensa pronta”, comentó.

La 23 veces campeona del Grand Slam confesó que desde niña aprendió a exigirse más allá de los límites. “Me volví obsesionada con ganar y ser la número uno y esto me hizo disciplinarme”, dijo.

Para Williams, esa disciplina es inseparable del éxito, pues agregó que “el éxito no viene de la noche a la mañana. Hay que trabajarlo”.

La ahora emprendedora, inversionista, diseñadora y productora, creció en Compton, California, un barrio estadounidense que calificó como un “área difícil”.

Si bien reconoció que escuchar disparos era parte de su rutina infantil y jugar en canchas rodeadas de vidrios rotos no era extraño, aseguró que era más fácil estar en Wimbledon que en Compton.

“Y esos momentos me hicieron más fuerte y realmente me hicieron poder apreciar el estar en un lugar y decir: ‘no debería estar estresada por estar en una final de Wimbledon porque estoy mejor aquí que de donde vengo”, contrastó.

Williams insistió en que la fortaleza de un campeón se revela en los momentos de adversidad.

“La mejor forma de describir a un campeón y siempre lo he dicho, no es cuando está ganando, sino cuando se recupera de la caída”, advirtió.

Otra clave que compartió fue la confianza y la capacidad de animarse a sí misma, al recordar su célebre grito “¡Come on!”.

Williams contó que animarse surgió de manera natural en un deporte individual y que fue algo como un diálogo interno para mantenerse enfocada en la cancha.

Además recordó que se dejaba notas, mismas que afirmó: «se convirtieron en mi propio ‘coach’”, al explicar cómo se escribía mensajes antes de los partidos para no perder el rumbo en medio de la presión.

La educación, añadió, fue otro pilar que sus padres pusieron como condición, pues en su casa no había práctica de tenis si no había calificaciones perfectas.

Esa regla, dijo, le permitió entender que el deporte es pasajero y que siempre debe haber un respaldo académico y personal.

También reveló que no leer lo que los medios decían de ella fue un hábito que le ayudó a proteger su estabilidad y destacó que “para poder ser una campeona uno tiene que ser humilde”, convencida de que la energía negativa contamina los resultados.

“Si uno está rodeado de negatividad, uno se convierte en negativo, los resultados son negativos y tú no puedes llegar a serla inversionista número uno o la atleta que quieres ser”, sentenció.

Williams, añadió que ahora, en su faceta como empresaria, mantiene ese mismo enfoque.

No obstante, volvió a contrastar que, como inversionista y creadora de su propia firma, Serena Ventures, las presiones de su nuevo rol no se comparan con la tensión de un partido decisivo.

“Wow, es mucho menos presión estar sentada en una oficina y decidir si cerramos o no este trato, que decidir cómo dar el saque en la final de un abierto de tenis”, ironizó.