Shawn Mendes vuelve a sonreír en Madrid

El cantante y compositor canadiense Shawn Mendes durante el concierto ofrecido este martes en el Movistar Arena, en Madrid. EFE/ Mariscal

Javier Herrero.

El cantante y compositor canadiense Shawn Mendes durante el concierto ofrecido este martes en el Movistar Arena, en Madrid. EFE/ Mariscal

Madrid, 26 ago (EFE).- Transcurridos seis años desde su última visita a España, Shawn Mendes ha reconocido que había olvidado la «increíble energía» de este público en un concierto en el que, tras un período en el que también olvidó la alegría de actuar, él ha vuelto a cantar con una sonrisa radiante, amplia y permanente.

El cantante y compositor canadiense Shawn Mendes durante el concierto ofrecido este martes en el Movistar Arena, en Madrid. EFE/ Mariscal

Emocionado incluso en algunos momentos, el joven artista de 27 años ha alabado la entrega de las 11.000 personas que, ante su único concierto en este país de la gira ‘On The Road Again’, han llenado el aforo dispuesto del Movistar Arena, es decir, el rebautizado Palacio de Deportes de la Comunidad de Madrid.

Podrían haber sido más (hasta los 15.000 que admite el recinto), pero la pista sorprendentemente se ha dispuesto con sillas, como si de un concierto de una vieja leyenda como Paul Simon se tratara, aunque algo de eso se ha percibido en la mecánica del «show».

Porque en una época de actuaciones y propuestas hiperbólicas, a Mendes se le percibe el gusto por lo clásico y lo sencillo, por la sofisticación frente al abuso, la cercanía frente a la pose y el menos es más, aunque haya momentos catárticos, suministrados más por su candor natural (del cual posee mucho) y por unas cuerdas aporreadas con entrega frente a los sonidos enlatados.

En Madrid no actuaba desde 2017, cuando apenas comenzaba su carrera (su primer álbum es de 2015) y había muchas ganas de volver a disfrutar de su directo después de las abruptas cancelaciones de 2022, año en que decidió tomarse un respiro para «tomar tierra y volver más fuerte», dijo quien con solo 22 años ya había logrado colocar cuatro discos en la máxima posición en EE.UU.

Recuperado, a finales de 2024 consolidó su regreso con ‘Shawn’, su último disco hasta la fecha, y ahora con esta gira que arrancó hace solo unas semanas y en la que, en lugar de centrarse en su más reciente trabajo (que comercialmente no tuvo la acogida esperada), ha preferido celebrar sus 10 años de carrera.

En Madrid se le ha visto relajado, sonriente desde que poco después de las 21 horas que marcan el inicio del concierto, una cámara sigue sus pasos justo antes de saltar al escenario con un «Madrid, ¿cómo estás?» y toda la fuerza de uno de sus grandes éxitos, ‘There’s Nothing Holding Me Back’.

Pronto ha quedado en evidencia que no iba a ser un concierto más. Apenas iniciaba ‘Treat You Better’, otra de las más conocidas, cuando se le ha escapado una risa ante un público que cantaba con total entrega y seguridad los primeros versos. «Sois el público más ruidoso sin duda», suscribía poco después, como celebración.

Vestido todo de negro, con un ancho pantalón de pinzas y una camiseta sin mangas, Mendes ha apostado por un escenario relativamente sencillo pero efectista, con grandes pantallas que han capturado numerosos primeros planos suyos, con detalles de su mirada o de su sonrisa, conscientes de uno de los puntos fuertes de su conexión con la audiencia.

«Voy a tratar de hablar español, pero no sé mucho, así que paciencia, por favor», se ha disculpado en castellano, antes de asegurar que estaba «muy feliz» de estar de vuelta en Madrid. «Ha pasado mucho tiempo desde la última vez y había olvidado la increíble energía que despedís, está siendo un show increíble», ha señalado más tarde a sus seguidores, a los que ha gritado varios «te amo mucho».

No ha saltado solo al escenario. A su guitarra ha sumado el refuerzo de otros seis músicos junto a los que ha logrado momentos memorables, como los apoteósicos coros de ‘I Wonder’, al principio, o, por contra, hacia la mitad, cuando todos han formado un corrillo al frente del escenario para crear un clima más íntimo.

«Si tienes una madre que te quiere y que sigue llamándote para comprobar cómo estás, no necesitas nada más», ha afirmado en ese tramo, cuando ha cantado ‘Isn’t That Enough’, la canción que inspiró todo su último disco y desarrolla parte de la filosofía que le devolvió las ganas de reconectarse con el mundo.

No ha sido su único discurso existencialista. Con ‘Youth’, ha subrayado su «confianza» en el futuro «pese a las cosas horribles que están pasando en el mundo», gracias a una generación «que ha aprendido de los errores de sus mayores y que es más inclusiva y tolerante».

Podría decirse que a lo largo del repertorio ha desaprovechado las posibilidades de algunas de sus grandes canciones, como ‘Señorita’ o ‘Stitches’, tocada esta a solas en formato acústico. No obstante, ha ofrecido grandes momentos en otras canciones a priori más olvidables, como en el final de ‘It’ll Be Ok’, en el que ha demostrado una vez más su enorme solvencia como intérprete.

No solo ha exhibido su agilidad a la guitarra, también una gran voz y versatilidad para fluir entre estilos diversos, desde el rock que claramente la apasiona, a músicas negras, cerca del r&b en ‘Lost in Japan’ por ejemplo, y, para acabar, en el poso más «country» de ‘Why Why Why’, tras la que ha rematado con ‘In My Blood’ y su radiante sonrisa.