Madrid, 27 sep (EFE).- De un inicio de récord a un batacazo de época. El primer test de grandeza que encaró el nuevo proyecto de Xabi Alonso, el derbi madrileño del Metropolitano, destapó carencias imprevistas en un crecimiento que se frenó en seco. Ganador Diego Simeone en el duelo táctico, sacó a relucir graves errores defensivos de un Real Madrid que cortó su racha triunfal con la peor imagen posible.
Llegaba a la cita Xabi Alonso lanzado con una racha de triunfos que igualaban su nombre al de Vanderlei Luxemburgo. Desde 2005 nadie había sido capaz de vencer sus seis primeros partidos de LaLiga al mando del Real Madrid. El brasileño llegó a lograr siete. A Xabi se le cortó la racha con estrépito. Su equipo perdió la identidad y el equilibrio en el Metropolitano.
Retrocedió los pasos avanzados reencontrándose con la peor de sus imágenes con la que cerró el pasado curso. Los amantes de la estadística argumentarán que los dos partidos realmente grandes, ante rivales de entidad, que dirigió Xabi Alonso desde que tomó las riendas del equipo, han dejado 9 goles en contra. Cuatro del PSG y cinco del Atlético de Madrid que logró un triunfo de otra época que no protagonizaba desde hace 75 años.
El planteamiento de Xabi Alonso se estrelló con la idea de partido de Diego Simeone que ejecutaron a la perfección sus jugadores. El tolosarra sorprendió a todos con la inclusión de Jude Bellingham, con apenas 21 minutos de competición en sus piernas. La entrada del inglés en el once no trastocó el sistema 4-3-3 y alejó a Arda Güler de la demarcación en la que está brillando este curso.
De ser tercer centrocampista pasó Güler a ser tercera pieza del tridente ofensivo. El movimiento al extremo derecho provocó la salida del equipo de Franco Mastantuono y, por consiguiente, la renuncia a un carácter competitivo que imprime el argentino con su ímpetu y que contagia a sus compañeros, del que adoleció el Real Madrid en el Metropolitano.
Su arranque de derbi no estuvo a la altura que exige un partido de tal grandeza. El ímpetu se tiñó de rojiblanco y los mensajes fueron claros desde el inicio. Éder Militao perdió la marca en un balón largo, sencillo para el central, y se lesionó cuando corrigió su error sacando provecho a la lentitud en la definición en carrera de Alexander Sorloth.
El Real Madrid perdió al central que aportaba la experiencia que ya jugó con dolor en el tobillo izquierdo toda la primera parte y tuvo que ser sustituido en el descanso. A Dean Huijsen se lo comió el ambiente del Metropolitano, lejos del jugador que tanta calma transmitía sin notar la presión de jugar con la camiseta blanca. La misma sensación protagonizó Álvaro Carreras que sufrió en su marca y estuvo muy impreciso con balón. Nervioso todo el encuentro. Tampoco arregló nada con su entrada Raúl Asencio, superado toda la segunda mitad.
La reacción madridista, los únicos minutos en los que mostró orgullo, llegaron gracias al momento de Kylian Mbappé. Es capaz de inventar un gol de la nada. Lo diseñó buscando al que mejor lee sus movimientos al espacio y el pase de Güler, pegado a banda derecha en su nueva demarcación, lo certificó con la seguridad de un goleador que vive su mejor momento de blanco. Décimo gol en ocho partidos. Su primera diana en el Metropolitano.
Sigue sin lograrla Vinícius Jr y ya son ocho los encuentros disputados en casa del Atlético de Madrid. El brasileño castigó el error de un mal despeje de Robin Le Normand para regatear en carrera y asistir a Güler. La efectividad del Real Madrid volteaba el partido. Dos tiros a puerta y dos goles. Un espejismo que provocó un exceso de confianza y pasó factura.
Errores a balón parado, siempre inferior en el juego aéreo. El primer gol un fallo de marca de Tchouaméni. Un segundo tanto anulado por mano de Lenglet que remató libre en el área chica. Un testarazo a bocajarro de Sorloth. Courtois siempre vendido. En el añadido perdía la ventaja el equipo blanco y en la segunda parte desaparecía del campo.
Desde donde debía construir su superioridad, con más físico en las figuras de Tchouaméni y Fede Valverde ante el veterano Koke y Pablo Barrios, comenzó a perder la batalla Xabi Alonso. Insistió en la figura de Bellingham, que apenas apareció y cuando lo hizo condujo demasiado. Nunca dio la fluidez que acostumbraba Güler en la misma demarcación. Y al turco le pasó factura un penalti cometido sin querer, cuando tras desviar un centro con la punta de la bota, no pudo frenar en la caída y golpeó el rostro de Nico.
El cambio de uno de los pocos jugadores que brillaba en el Real Madrid, tras asistencia y gol, fue otra decisión cuestionable de Xabi Alonso. Mantuvo en el campo a Bellingham, sin físico para tantos minutos, y entregó el mando a Eduardo Camavinga, también recién recuperado de lesión que aumentó el ritmo de la posesión. Pero el partido ya estaba perdido porque así lo había decidido Julián Álvarez, el gran referente rojiblanco. Tras su desquite desde el punto de penalti, ejecutó una falta perfecta a la escuadra.
Ya no se jugaría a nada que no supiera a impotencia para el bando madridista. Se reflejaría en el orgullo mostrado por un chico de 18 años, el argentino Franco Mastantuono cuando saltó a su primer derbi. Con balonazo a la grada. Y se cerró con la imagen más alejada de su real de Fede Valverde, cuando el uruguayo regaló el pase donde un centrocampista jamás puede errar, para la contra letal de Álex Baena y el reencuentro con el gol de Griezmann.
La posición de Valverde y su bajón de rendimiento en el curso, es otra de las cosas a analizar por Xabi Alonso en el repaso del partido para aprender de los errores cometidos. Su equipo se desplomó en el primer duelo grande de la temporada. De siete triunfos consecutivos a una goleada que provoca dudas inesperadas en el primer traspié del curso. El Real Madrid enlaza cinco visitas al Metropolitano sin vencer.
Roberto Morales