Simion o Dan: Rumanía elige entre un nacionalista a lo Trump y un matemático proeuropeo

La segunda vuelta presidencial en Rumanía enfrenta este domingo a dos figuras antagónicas: George Simion, un ultranacionalista que utiliza la provocación y las emociones como herramienta política, y Nicusor Dan, un matemático proeuropeo con un estilo discreto, incluso frío. EFE/EPA/ROBERT GHEMENT

Bucarest, 16 may (EFE).- La segunda vuelta presidencial en Rumanía enfrenta este domingo a dos figuras antagónicas: George Simion, un ultranacionalista que utiliza la provocación y las emociones como herramienta política, y Nicusor Dan, un matemático proeuropeo con un estilo discreto, incluso frío.

Más que una elección, el 18 de mayo se perfila como un referéndum sobre qué tipo de país quieren los rumanos, con un duelo político y simbólico entre dos candidatos opuestos tanto en lo político como en lo personal.

George Simion, líder del partido ultra Alianza para la Unión de los Rumanos (AUR), parte como favorito después de ganar la primera vuelta con casi el 41 % de los votos.

Frente a él, el alcalde independiente de Bucarest, Nicusor Dan, que obtuvo el 21 % de los votos en la primera ronda, representa a una Rumanía moderada y proeuropea.

Dos trayectorias divergentes

Simion, de 38 años, construyó su carrera desde el activismo nacionalista. Fundador de la plataforma ‘Acción 2012’, que promovía la unión con Moldavia, fue declarado ‘persona non grata’ en ese país y en Ucrania, ambos vecinos de Rumanía.

Su partido irrumpió en el Parlamento en 2020 después de una campaña contra las restricciones por la pandemia de covid y desde las elecciones de diciembre pasado ya es la segunda fuerza en el Parlamento, con el 18 %, gracias al descontento social con las formaciones tradicionales.

En cambio, Nicusor Dan, de 55 años, proviene del mundo académico. Doctor en matemáticas por la prestigiosa ‘École Normale Supérieure’ de París, regresó a Rumanía a finales de los años 1990 y se dedicó al activismo cívico.

Su entrada en la política fue paulatina: fundó primero una plataforma para salvar el patrimonio urbano de Bucarest y luego la Unión Salvar Rumanía (USR), partido reformista con el que logró llegar al Parlamento. Desde 2020 es alcalde de la capital como independiente tras abandonar USR.

La personalidad también es política

Simion es extrovertido, provocador y un comunicador habilidoso. Domina las redes sociales, donde mezcla mensajes políticos con aspectos de su vida personal, y sus controversias son innumerables.

Ha participado en encuentros internacionales con figuras de la ultraderecha y no oculta su admiración por el presidente de EE.UU., Donald Trump, y la primera ministra italiana, Georgia Meloni.

Utiliza lemas como “Rumanía primero” y se presenta como un antisistema dispuesto a “recuperar el país para el pueblo”.

Dan es reservado, serio y metódico. Rehuye los focos y rara vez recurre a gestos populistas. Su estilo técnico y su frialdad son criticados por algunos, pero sus seguidores valoran su integridad en un país con grandes problemas de corrupción.

El alcalde de Bucarest no tiene propiedades lujosas ni coches nuevos: una austeridad que resume su lema de campaña: “Una Rumanía honesta”, con la que ofrece un cambio tranquilo.

Choque de ideas

En lo ideológico, el contraste es aún más marcado. Simion defiende un nacionalismo ultraconservador y euroescéptico. Quiere eliminar el apoyo militar a Ucrania, país vecino que tiene vetada su entrada por su defensa de una ‘Gran Rumanía’ que incluiría también la Besarabia ucraniana.

Su discurso está impregnado de referencias religiosas, familiares y patrióticas. Considera que Rumanía ha sido tratada como una nación de “segunda clase” por Bruselas y promete una política exterior “soberanista”.

Aunque Simion ha llamado al presidente de Rusia, Vladimir Putin, “criminal de guerra”, en el pasado elogió sus políticas ultraconservadoras.

La Fiscalía lo investiga por incitación a la violencia tras sostener que quería “despellejar vivos y en público” a los responsables de la inhabilitación del ultraderechista Calin Georgescu como candidato presidencial.

Dan representa el polo opuesto: un reformista proeuropeo que defiende la cooperación con la Unión Europea y la OTAN, a las que Rumanía pertenece desde hace más de 15 años.

Además, critica la infiltración de intereses prorrusos en la política rumana y propone reformas profundas en el Ejército y en los servicios de inteligencia.

Si bien el alcalde capitalino evita temas sensibles como los derechos LGTBIQ, defiende con claridad el derecho al aborto y es liberal en temas sociales.

Dan atribuye el éxito de ultras como Simion, al que ha calificado de “matón”, al rechazo de una clase política “corrupta” y “arrogante”, en el poder desde el fin del comunismo.

Electorados enfrentados

El ascenso de Simion ha atraído a votantes rurales, jóvenes y con bajo nivel educativo. Su mensaje conecta con quienes se sienten olvidados por el sistema y desconfían de las instituciones.

Dan, por su parte, cuenta con la simpatía de las fuerzas proeuropeas y del electorado urbano que teme una deriva autoritaria con Simion.

Aunque su comunicación ha sido deficiente, pocos niegan que ha sido un buen alcalde de Bucarest, lo que le llevó a la reelección en 2024 con casi el 50 % de los votos.

La presidencia en Rumanía no es solo simbólica: el jefe del Estado tiene influencia directa sobre política exterior, defensa y el nombramiento de altos cargos.

Para muchos, Simion representa el riesgo de cierto aislamiento internacional y un retroceso democrático, mientras que Dan ofrece estabilidad, continuidad institucional y una relación firme con Occidente en un momento de gran incertidumbre en medio del conflicto en la vecina Ucrania.

Luis Lidón