Bangkok, 25 sep (EFE).- Singapur ejecutó este jueves a un reo malasio condenado hace una década a la pena capital por tráfico de drogas, informó la ONG Alliance Against the Death Penalty (AADP).
Datchinamurthy Kataiah, de 39 años, fue sentenciado a muerte en 2015 por introducir 44,96 gramos de heroína en la ciudad-Estado, y ejecutado hoy en la prisión de Changi alrededor de las 14:00 hora local (6:00 GMT), de acuerdo con AADP.
La ejecución se produce en medio de una posible nueva oleada de ahorcamientos -el método que emplea Singapur, con unas de las leyes antidrogas más draconianas del mundo- por este delito, según vienen advirtiendo varias oenegés.
La familia del reo fue notificada por teléfono sobre las 13:40 hora local (5:40 GMT) de que «el presidente (Tharman Shanmugaratnam) había rechazado concederle clemencia» y que se procedería a la ejecución, sin precisar la hora exacta en que se llevaría a cabo.
Sus seres queridos, que solicitaron en vano una última visita o llamada telefónica, fueron convocados una hora y veinte más tarde para proceder a la identificación del cuerpo.
«No hay palabras para describir lo degradante, cruel e indignante que es este trato contra la dignidad y la cordura de la familia, que se lleva a cabo con tanto sadismo», escribió en redes sociales AADP.
La víspera, oenegés como Amnistía Internacional (AI) y la singapurense Trasformative Justice Collective (TJC) adviertieron de que cinco personas condenadas a la pena capital por delitos de drogas en Singapur estaban «en peligro inminente» de ser ejecutadas, entre ellas Datchinamurthy.
Mientras la vecina Malasia abolió en julio de 2023 la pena de muerte obligatoria -hasta entonces impuesta sin alternativa para delitos como narcotráfico y terrorismo- y sustituyó la horca por penas de hasta 40 años de cárcel, la próspera y moderna Singapur mantiene el castigo con el mismo método.
Con uno de los PIB per cápita más altos del planeta, la nación asiática contempla la pena de muerte a partir de un mínimo de 500 gramos de tráfico de marihuana y 15 gramos de heroína, además en procedimientos judiciales altamente opacos.
Pese a las críticas de la ONU y de organizaciones de derechos humanos, Singapur ha ahorcado en lo que va de 2025 a diez hombres, incluidos dos malasios, indican datos de las oenegés.
Según AI y TJC, las autoridades de la ciudad-Estado, que no informan de todas las ejecuciones, tienen previsto ejecutar a otros tres reos de nacionalidad malasia y a un ciudadano singapurense, todos condenados a la pena capital por tráfico de drogas y que han pasado entre siete y diez años en el corredor de la muerte.
Tras un parón de las ejecuciones durante dos años por la pandemia de covid-19, la isla batió récords en 2022, al ejecutar en pocos meses a once presos, incluyendo un traficante de heroína diagnosticado con una discapacidad intelectual. EFE
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