Madrid, 31 mar (EFE).- Los ministros de Exteriores del G5+, con José Manuel Albares de anfitrión en Madrid, están dispuestos a aumentar la presión a Rusia, incluso con nuevas sanciones, para que se avenga a firmar la paz en Ucrania, y se han comprometido a asumir mayores responsabilidades en la seguridad y defensa europeas.
Estas son algunas de las conclusiones reflejadas en un comunicado conjunto de la reunión de este Grupo de contacto que se creó en noviembre pasado para hacer frente a la amenaza de Rusia y seguir apoyando a Ucrania en un contexto de cambio de la geopolítica mundial con la vuelta de Donald Trump a la Casa Blanca.

A este cuarto encuentro del G5+ han asistido los titulares de Exteriores de Francia, Alemania, Italia (ha sido la secretaria de Estado de Exteriores), Polonia, España, Reino Unido y Ucrania, aunque tanto el alemán como el ucraniano han intervenido por videoconferencia, además de la alta representante de Asuntos Exteriores de la Unión Europea, Kaja Kallas, y el comisario de Defensa, Andrius Kubilius.
Todos en la reunión que han mantenido en el Palacio de Viana, residencia oficial del ministro de Asuntos Exteriores, han reiterado su “férreo” compromiso con la OTAN “como cimiento de la seguridad euroatlántica” así como con un mayor apoyo político, financiero, económico, humanitario, militar y diplomático a Ucrania y, por este motivo, reforzarán a Ucrania con un destacado apoyo militar a corto y largo plazo.
En ese sentido, han subrayado que Europa está dispuesta a jugar un papel propio para lograr la paz, entre otras cosas porque aporta ya casi dos tercios de todo el apoyo a Ucrania, y el 60 por ciento de la ayuda militar.
Han recordado en el comunicado que muchos socios europeos, incluidos los miembros de este grupo, han asumido importantes compromisos adicionales para apoyar militarmente a Ucrania y están planificando otros nuevos de cara al futuro.
Aunque en este punto los socios avanzan a dos velocidades, ya que algunos ya superan la inversión en defensa del 2 % del PIB acordado en la cumbre de la Alianza Atlántica de 2014, como Polonia o los bálticos, más próximos geográficamente a Rusia.
Y otros, entre ellos España, Italia o Alemania, no llegan al 2 %. En el caso del Gobierno español, siguen sin dar un plazo aproximado de cuándo se prevé alcanzar ese objetivo.
Han insistido también en que ningún acuerdo de paz puede comprometer la seguridad euroatlántica y la independencia, la soberanía y la integridad territorial de Ucrania.
Tampoco aceptarán ningún pacto “que restrinja la industria militar y de defensa de Ucrania o la presencia militar de países socios en Ucrania”, un eventual despliegue del que son partidarios Francia y Reino Unido.
La paz, han dejado claro los ministros, debe estar respaldada por garantías efectivas que impidan nuevos actos de agresión, porque son un elemento “indispensable” para una paz justa y duradera, basada “en el derecho soberano de Ucrania a determinar sus relaciones de seguridad con sus socios”, y en el deber de la comunidad internacional de evitar futuras agresiones de Moscú.
El futuro de Ucrania está en Europa y en la Unión Europea, y el futuro de Ucrania “es crucial para la seguridad de Europa” y por eso la UE tiene que participar “plenamente” en las negociaciones, de las que ha sido apartada por EEUU y Rusia, y tomará sus propias decisiones, han advertido.