¿Son los bombanchos la nueva obsesión de la moda?

Una modelo luce sobre la pasarela una creación de la firma portuguesa TM Collection, en una imagen de archivo EFE/Estela Silva

Madrid, 29 sep (EFE).- Acomodados en la estética bohemia y jipi, los pantalones bombachos, conocidos también como ‘harem’ o abullonado, se erigen como una de las apuestas más fuertes de los diseñadores para esta temporada, se han convertido en un símbolo de libertad, en una obsesión: Los amas o los odias, no tienen término medio.

«Es una prenda cómoda, que ofrece libertad de movimiento y transmite delicadeza», ha explicado a EFE Álvaro Lucas Santo, director creativo de Baro Lucas, que en su última colección incluye esta prenda por su versatilidad y comodidad en versión masculina y femenina.

En los años setenta, los bombachos formaron parte del armario de la liberación estética de la mujer. Las creaciones del estadounidense Roy Halston Frowick, conocido como Halston, o la británica Barbara Hulanicki, fundadora de la marca Biba, fueron algunos de lo diseños que respondían a esa ansiada libertad. Pasada esa década, su popularidad cayó.

Sin embargo, fue Paul Poiret (París, Francia 1879- 1944) quien introdujo los pantalones bombachos en el armario femenino en 1911. Se atrevió a ir en contra del decoro moral, creando piezas que dejaban al descubierto parte de las piernas, algo impensable en la primera década del siglo XX.

Superado el corsé y las siluetas hiperbólicas que restringían el cuerpo, Poiret imaginó una mujer más libre, independiente y sofisticada, «cambiando el énfasis de la sastrería tradicional al drapeado y lo envolvente», recuerda la diseñadora Yolanda Pérez, directora creativa de la firma Yolancris que en su última colección presenta los bombachos en tejido de algodón y con encajes de ‘chantilly’.

Poiret encontró una gran fuente de inspiración en los Ballets Rusos de Sergei Diaghilev, del que abrazó las posibilidades románticas y teatrales orientalistas de la ropa, unos patrones que lucieron Marlene Dietrich o Katharine Hepburn.

«Son icónicas la túnica de ‘lámpara’ y sus pantalones o bombachos ‘harem'», añade Pérez a quien también le gusta trabajar las siluetas sueltas y el estilo bohemio: «tiene ese punto ecléctico y elegante que siempre te hace joven».

Esta temporada regresen por la puerta grande y se convierte en imprescindibles para ir a la oficina. Existe una autentica obsesión por ellos, «son estilosos, cómodos y no marcan nada», dice a EFE la experta en comunicación de moda y directora de la empresa Valyty, Alicia Hernández, que considera que es una de las piezas más complicas de combinar.

Con un enfoque relajado que responde a ese deseo de comodidad, los bombachos acaparan pasarelas y escaparates. Se ven con mucho movimiento y drapeados sutiles confeccionados en tejidos vaporosos y delicados como demuestran las prendas de Baro Lucas, Kenzo, Armani, Chloé o Zimmermann.

Algunas firmas, como Dior, da un paso más y apuesta por acortar el largo de los bombachos y los presenta en versión bermuda, combinándolos con botas a media pierna.

«Los amas o los odias, no tienen un punto medio», dice Hernández, quien considera que esta pieza combina muy bien con chaquetas americanas y camisetas de tirantes, bien de algodón o de tipo lenceras.

Es una prenda con porte, que estiliza, no aprieta ni marca, pero exige tener unos centímetros de altura para realzar el contorno de su figura.

Esta pieza, tipo ‘Aladdín’, confeccionada con metros de telas que se recogen en el tobillo con una lazada, «ofrece códigos renovados que invitan a la diversión», dice Hernández.

Con su silueta amplia y fluida, ahora los bombachos ocupan un lugar preferente en las principales firmas de lujo y moda rápida y, aunque resulten difícil de llevarlos, se pueden combinar con jerseis y rebecas de lana.

En cuanto al calzado, se puede elegir bailarinas, sandalia plana o incluso con deportivas. «Resultan más sofisticados con sandalias y botines de tacón fino», explica Hernández.