Madrid, 11 ago (EFE).- Sonia Bermúdez (15 de noviembre 1984) fue durante dos décadas una de las delanteras más importantes del fútbol español. Conoce el sabor de los títulos, la presión de las finales y el peso de un brazalete invisible conseguido a base de goles y carácter, una combinación que hoy la lleva a asumir el timón de la selección femenina absoluta en un momento en el que la ilusión y la exigencia se miden por la misma vara.
Nacida en el barrio madrileño de Vallecas, donde las porterías se improvisaban y el balón era una prolongación natural de sus pies, empezó a despuntar en el Butarque Leganés, antes de dar el salto al Sporting de Huelva (1999-2003), el miembro fundador de la actual Liga F en 2001 y el primer equipo femenino de la ciudad andaluza.
De allí pasó al Sabadell, donde permaneció una campaña, y ya en 2004 recaló en el club de su barrio, el Rayo Vallecano, donde además permaneció siete temporadas.
La puerta a los primeros títulos
El Rayo fue la puerta a sus primeros títulos y a una carrera plagada de éxitos, que más tarde ni en sus mejores sueños habría imaginado que la conduciría a asumir el liderazgo del combinado absoluto femenino. En 2008 rompió techo al llevar a las ‘franjirrojas’ a su primera histórica conquista de la Copa de la Reina; un triunfo que se consolidó con las tres ligas consecutivas logradas entre 2008 y 2010.
Aquella época dorada del Rayo fue estelar para ‘Soni’, y para un grupo sólido de jugadoras como Marta Unzué, Adriana Martín o Silvia Zarza. No solo ganaron títulos, sino que ayudaron a sentar las bases para el crecimiento y profesionalziación del fútbol femenino en España, antes de la irrupción de otros gigantes como el Barcelona y el Atlético de Madrid.
Pero el salto definitivo llegó en 2011, cuando fichó por el Barcelona. Se convirtió en la máxima goleadora de las azulgranas, con 123 tantos en 141 partidos, más tarde superados por Jenni Hermoso y Alexia Putellas, cuatro títulos ligueros, una Copa de la Reina y cuatro trofeos consecutivos como máxima goleadora de la Primera Iberdrola.
Su olfato goleador y su presencia en el área la convirtieron en un referente indiscutible para varias generaciones, y más después de que en 2014 decidiera probar suerte y cruzar el Atlántico para jugar unos meses en el Western New York Flash (EE.UU.), donde entonces militaba la española Vicky Losada.
A su regreso a España, Bermúdez hizo del Atlético de Madrid su nueva casa (2015-2018). Allí, fue pieza clave en un ciclo de éxito que incluyó dos ligas y una Copa de la Reina. Quedó claro que donde la delantera madrileña jugara, la victoria parecía seguirle la pista.
Paralelamente, con la selección española, Bermúdez fue una referencia ofensiva y una líder dentro del vestuario desde 2008, cuando debutó. Con 34 goles en su haber, participó en dos Eurocopas (2009 y 2013) y dos Mundiales (2011 y 2015) y fue un pilar fundamental durante la etapa en la que España empezó a consolidarse como potencia mundial en el deporte.
Del césped al banquillo
Colgó las botas en el Levante en 2020, pero su retirada no supuso un adiós al fútbol.
«Me gustaría estar vinculada a este deporte. Siempre me ha llamado mucho la atención el mundo del entrenador y me ha gustado analizar el juego y a las rivales. Al final tengo que formarme y es mejor hacerlo en activo, ya que lo puedo compaginar», profirió la futbolista en una entrevista con EFE el 11 de abril de 2020.
Rápidamente comenzó a formarse como entrenadora y se implicó de lleno en la formación de las jóvenes promesas españolas. Dio sus primeros pasos como entrenadora en el cadete femenino del Real Madrid, hasta que en 2022 la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) le fichó para que dirigiera el combinado sub-19 y, más recientemente, el sub-23.
A parte de su experiencia y palmarés envidiable como jugadora, fueron las dos Eurocopas conquistadas con la sub-19 (2023 y 2024), lo que decantó la elección de los miembros de la junta directiva del organismo federativo para relevar a Montse Tomé.
Rita Cardeira