Aranda de Duero (Burgos), 10 ago (EFE).- El festival Sonorama Ribera, celebrado entre el 6 y el 10 de agosto en Aranda de Duero (Burgos), ha cerrado este domingo su vigésimo octava edición con una cifra de 200.000 asistentes, lo que lo convierte en una de las citas musicales de este tipo con mejor salud de cuantas se celebran en España.
Calculándose una asistencia media de 40.000 personas en cada una de las cuatro jornadas nocturnas de conciertos celebradas en El Picón, que se superó con creces la noche del sábado cuando el tirón de ‘Eclipse’ de Arde Bogotá, hizo que se alcanzaran los 42.000 espectadores, solo en el recinto festivalero se superan las 160.000 personas.
A ellas hay que sumar las 6.000 que cada día acudían puntuales a la plaza del Trigo, a las que optaban por otros escenarios urbanos, como el de La Sal o los que preferían los ritmos y sones latinos en la tranquilidad del parque de La Isla con el escenario Charco.
«Creo que ha sido una vez más increíble el ambiente de la ciudad. No nos vamos a cansar de repetirlo, creemos que es el valor absolutamente diferencial de nuestro festival desde hace muchísimos años y que es algo absolutamente imposible de copiar y único», ha subrayado Javier Ajenjo, coordinador de Festival.
Música, humor y ciencia

Este año, además, éxito total de una de sus novedades, la carpa Big Bang, puesta en marcha en colaboración con el Laboratorio Europeo de Física de Partículas (CERN) para difundir la ciencia y que ha registrado lleno en cada una de la veintena de actividades que ha propuesto en un programa en la que la ciencia se ha mezclado con la música, el humor y el aprendizaje.
«Ha sido todo un éxito. Nos ha sorprendido. Las charlas todas llenas, un hito ya que hemos sido el único festival de Europa que ha tenido esta experiencia del CERN. Una nueva experiencia que ojalá podamos repetir en el futuro de una u otra manera», ha resaltado el director del festival.
Por momentos, sin lugar a dudas ha sido único el concierto de Arde Bogotá, que ha adaptado su espectáculo ‘Eclipse’ a las reducidas dimensiones del escenario principal sonorámico para ofrecer una actuación que muchos consideran ya «la más brutal» de cuantas se han vivido en el festival en toda su historia, en palabras del organizador.
Drones en lugar de fuegos artificiales

Y justo antes también, el espectáculo de drones que ha sustituido el tradicional lanzamiento de fuegos artificiales -prohibido ante la alerta por riesgo de incendio- que ha servido para agradecer la asistencia de todos los sonorámicos, recordar a los que ya no están y pedir paz antes de presentar, escribiendo su nombre sobre el cielo, a Arde Bogotá.
«Ojalá que hayamos conseguido ese objetivo y es que toda la gente que ha venido a Aranda estos días se haya ido disfrutando del lechazo, del vino de Ribera del Duero, de nuestras bodegas y vuelva a casa en sus coches felices, escuchando una banda que no conocían y que se ha convertido en su favorita», ha incidido Ajenjo.
Pese a esta primera valoración, realizada cuando el festival daba los últimos pasos, desde Sonorama se ha advertido de que se trabajará de forma inmediata para valorar cómo ha discurrido y qué aspectos hay que mejorar. En este sentido, satisfacción por el resultado de medidas que se han puesto en marcha, como el control de acceso a la plaza del Trigo y la restricción del vidrio.