Starbase, la ciudad de SpaceX, pone en riesgo las propiedad de residentes locales

El propulsor de SpaceX regresa después del despegue de la misión Crew-10 en una nave espacial Dragon sobre un cohete Falcon 9 de SpaceX, en una fotografía de archivo. EFE/CRISTOBAL HERRERA-ULASHKEVICH

Brownsville (EE.UU.), 30 may (EFE).- Starbase, la ciudad sede de la compañía aeroespacial de Elon Musk, SpaceX, ha estado enviando alertas a residentes de la zona, avisando de que podrían “perder el derecho” a usar sus propiedades.

La localidad, ubicada al este de la ciudad fronteriza de Bronwsville, en el sur de Texas, se convirtió recientemente una “ciudad incorporada”, luego de una votación donde participaron los poco más de 500 residentes, la mayoría trabajadores de SpaceX.

En una carta, firmada por el recién nombrado gestor de la localidad, Kent Myers, y publicada en redes sociales, Starbase explica a los residentes que modificará la normativa de uso de suelo de la ciudad.

“La ciudad de Starbase celebrará una audiencia que determinará si usted perderá o no el derecho a seguir usando su propiedad como lo hace actualmente”, lee la masiva, que fue recibida por varios propietarios de la zona, según indicó el portal CNBC.

Esta reunión tendrá lugar el 23 de junio, según señala la carta, y en ella se escucharán “comentarios públicos” sobre los planes de Starbase para cambiar el mapa de la ciudad y las normas de planeación para permitir la construcción de “edificios residenciales, oficinas y comercios”.

Desde Starbase, la compañía del magnate de origen sudafricano Elon Musk realiza pruebas de su cohete Starship, con el que busca expandir los vuelos comerciales hacia el espacio y, en un futuro, “ocupar Marte”.

La empresa aeroespacial es uno de los principales beneficiarios de contratos federales de la NASA y ha recibido más de 20.000 millones de dólares en financiación pública.

Entre los servicios que provee al Gobierno está el envío de satélites a la órbita terrestre y el uso de Starlink, un sistema de comunicación satelital, por parte del Pentágono.

La creación de una nueva ciudad le otorgó a la empresa de Musk un mayor control sobre la zona, cerca de una reserva y parque nacional y ubicada a las orillas del Golfo de México.

El magnate y figura clave en el Gobierno de Trump ha buscado durante años deshacerse de las restricciones ambientales y federales que regulan los lanzamientos de cohetes desde SpaceX.

Varios grupos ambientalistas en la región han expresado su descontento con las actividades de Starbase, asegurando que atentan contra la población indígena de la zona y destruyen “decenas de acres de hábitat natural”.