Starmus echa el resto en una última jornada con 4 premios Nobel, Tarter y Pablo Álvarez

El astrofísico Matt Mountain, presidente de la Asociación de Universidades para la Investigación en Astronomía (AURA) y exdirector del observatorio Gemini y del Space Telescope Science Institute, ha participado este lunes en la cuarta jornada del festival científico Starmus en La Palma. EFE/Luis G. Morera

Puerto Naos (La Palma), 28 abr (EFE).- El Festival Starmus ha cerrado su edición especial en La Palma con un cuarteto de premios Nobel formado por Kip Thorne, Kurt Wütrich, Donna Strickland y George Smoot, científicos pioneros en sus ámbitos como Matt Mountain, Mario Livi o Jill Tarter, y el astronauta español Pablo Álvarez, que ha concluido el panel del día.

La jornada comenzó de la mano del físico Kip Thorne y la ilustradora y fotógrafa Lia Halloran, que expusieron una nueva manera de explicar la ciencia y el universo “a través del verso” a personas ajenas al mundo científico mediante fragmentos de poesía e ilustraciones.

Ambos ponentes mostraron al público de Starmus agujeros negros, planetas, estrellas, nébulas a través de imágenes que trataban de ser precisas para representar la inmensidad del universo.

Thorne también ha aprovechado para relatar entre la fascinación del público el momento en el que Stephen Hawking le contó por primera vez sus averiguaciones sobre lo que después se conocería como la radiación Hawking, tras un proceso de colaboración científica entre la Unión Soviética y Estados Unidos en plena Guerra Fría.

Matt Mountain, astrofísico crucial en el desarrollo del telescopio James Webb, capaz de ofrecer imágenes con más detalle que nunca del universo, siguió en la línea de muchos ponentes en las jornadas anteriores y aseguró que pese a que no hay razones ni evidencia científica para pensar que estamos solos en el universo, “la intuición de pensar que es imposible que lo seamos es completamente racional”.

“Pero para eso necesitamos telescopios aún mayores”, dijo con énfasis.

Y sobre esas preguntas existenciales ahondó el astrofísico y divulgador Mario Livio, que tomó el testigo de Mountain y, entre risas de los asistentes, ha asegurado que le encantaría decir que lo evidente es señalar que la probabilidad de que haya vida en el universo es superior a una entre dos o tres billones -el número aproximado de galaxias-, pero que ni lo sabe ni lo puede garantizar.

“Todo el material que hace posible la vida en el universo, salvo el hidrógeno y helio que se formaron en el ‘big bang’, se forjó dentro de las estrellas, y todos los átomos de nuestro cuerpo alguna vez estuvieron hace millones de años en el interior de una estrella. No solo nosotros estamos en el universo, sino que el universo está dentro de nosotros, íntimamente relacionados con él”, apuntó Livio.

El nobel Kurt Wüthrich, en su turno, abordó la dificultad de conseguir estructuras tridimensionales de las proteínas o del ARN, y de los avances en el campo de la genómica estructural, relacionados principalmente con la inteligencia artificial.

En este sentido, destacó cómo los avances respecto al conocimiento de las proteínas “oscuras” están cambiando el entendimiento sobre el genoma humano, con un uso potencial en el tratamiento contra el cáncer, por ejemplo.

“La inteligencia artificial ha desarrollado técnicas para predecir nuevas estructuras de proteínas, miniproteínas que pueden por ejemplo neutralizar pequeás toxinas. Se plantea así una cuestión: ¿Descubriremos nuevas proteínas? ¿Estamos seguros de que no se pueden diseñar nuevas estructuras? Es muy emocionante mirar hacia adelante y tener más técnicas analíticas para responder a estas preguntas”, apuntó Wüthrich.

La jornada también contó con la contribución de la premio Nobel en 2018 Donna Strickland, que habló sobre la aceleración láser para tratamientos médicos y de cómo su grupo de trabajo desarrolla láseres ultrarrápidos y sistemas de alta intensidad para investigaciones de óptica no lineal.