Taipéi, 30 abr (EFE).- Taiwán celebra este miércoles el día nacional del té de burbujas (‘bubble tea’), una bebida que ha ido evolucionando con el paso de las décadas hasta convertirse en un símbolo cultural de la isla y en uno de sus productos de exportación más exitosos a nivel global.

Esta bebida debe su nombre a unas bolitas dulces y masticables que se succionan junto con el té a través de una pajita, una experiencia sensorial que ha conquistado paladares en todo el mundo.

El té de burbujas nació en Taiwán hace cuatro décadas, aunque su origen no está del todo claro: dos casas de té -Chun Shui Tang, en la ciudad central de Taichung, y Hanlin, en la sureña Tainan- se atribuyen la invención de la bebida, que en sus inicios combinaba té negro caliente, perlas de tapioca, leche condensada y jarabe o miel.
Con el paso del tiempo y a medida que iba creciendo su popularidad, el ‘bubble tea’ fue sumando nuevos sabores y texturas, hasta ofrecer una variedad prácticamente infinita: tés de oolong, taro o matcha conviven con versiones menos convencionales a base de frutas o de ingredientes como sésamo negro, avellanas o coco.
Hoy en día, en las principales ciudades de Taiwán, resulta casi imposible caminar por la calle sin toparse con una tienda de té de burbujas, un preparado que suele pedirse para llevar y que genera largas colas en los establecimientos más populares.
Pero el furor por esta bebida no se limita a su isla natal: el ‘bubble tea’ se ha expandido a decenas de países y hoy está presente en casi todo el mundo, dando lugar a una industria que genera cerca de 3.000 millones de dólares estadounidenses al año.