Taiwán dice que tildar a China de “fuerza extranjera hostil” no supone cambio en statu quo

Fotografía de archivo de William Lai. EFE/EPA/RITCHIE B. TONGO

Taipéi, 17 mar (EFE).- La reciente categorización de China como una “fuerza extranjera hostil” por parte del mandatario taiwanés, William Lai, no supone un cambio en el statu quo del estrecho de Taiwán, manifestó la portavoz presidencial Karen Kuo, en medio del recrudecimiento de las tensiones entre Taipéi y Pekín.

En un comunicado difundido en la noche local del domingo, Kuo explicó que las denominadas “fuerzas extranjeras hostiles”, definidas como tales por la Ley Anti-infiltración de Taiwán, se refieren a países, entidades políticas o grupos “que están en guerra, en confrontación militar o que abogan por medios no pacíficos para dañar la soberanía” de Taiwán.

“Basándonos en la larga campaña de guerra cognitiva, intimidación militar e infiltración del Frente Único contra Taiwán, (China) cumple claramente con la definición legal de fuerza extranjera hostil”, aseveró la vocera, quien también tildó a Pekín como un “alborotador” que “perturba la paz y la estabilidad” en la región.

La portavoz presidencial respondió de esta forma a los medios de comunicación que preguntaban si denominar a China como una “fuerza extranjera hostil” significaba alterar el statu quo en el estrecho de Taiwán, algo que podría desencadenar una respuesta furibunda por parte de las autoridades chinas.

Lai, considerado como un “independentista” y un “alborotador” por Pekín, catalogó a China como una “fuerza extranjera hostil” el pasado 13 de marzo, durante uno de sus discursos más duros desde que asumió el cargo.

“China ya cumple con la definición de ‘fuerza extranjera hostil’ según lo establecido por la Ley Anti-infiltración (…). Ha llegado el momento de implementar medidas preventivas adecuadas, fortalecer nuestra resiliencia democrática y nuestra seguridad nacional, y proteger nuestra valiosa forma de vida libre y democrática”, proclamó.

Estas medidas, entre las que se incluyen la reinstauración de los tribunales militares y la revisión estricta de las visitas de ciudadanos chinos a Taiwán, pretenden “contrarrestar las crecientes amenazas planteadas por el Partido Comunista chino (PCCh) y mantener el statu quo pacífico y estable” en el estrecho de Taiwán, detalló la portavoz presidencial en la noche del domingo.

Una definición cargada de significado político

Promulgada en 2020 por la expresidenta Tsai Ing-wen (2016-2024), la Ley Anti-infiltración busca combatir las crecientes operaciones de influencia de China en territorio taiwanés, pero omite cualquier tipo de alusión directa a la República Popular China o a cualquier organización vinculada a Pekín en su articulado.

En este contexto, la definición explícita de China como una “fuerza extranjera hostil” bajo esta legislación podría causar un recrudecimiento de las tensiones entre ambos lados del Estrecho, manifestó el exmandatario taiwanés Ma Ying-jeou (2008-2016), quien instó al actual presidente isleño a entablar un “diálogo pacífico” con el continente.

“La ley ya no considera a la región continental como enemiga, y ambas partes ya no se encuentran en estado de hostilidad. Si el presidente Lai busca alterar el statu quo y redefinir las relaciones a través del Estrecho, debe reformar la Constitución; de lo contrario, debe atenerse a ella”, apuntó Ma, del partido Kuomintang (KMT), en su cuenta oficial de Facebook.

Desde Pekín, el portavoz de la Oficina de Asuntos de Taiwán del Consejo de Estado (Ejecutivo chino) Chen Binhua ya amenazó el pasado jueves con emprender “medidas contundentes” si las “fuerzas separatistas” de Taiwán se atrevían a cruzar la “línea roja”.

Taiwán se gobierna de forma autónoma desde 1949 bajo el nombre de la República de China y cuenta con unas Fuerzas Armadas y un sistema político, económico y social diferente al de la República Popular China, destacando como una de las democracias más avanzadas de Asia.

Sin embargo, Pekín considera a la isla como una “parte inalienable” de su territorio y en los últimos años ha redoblado su campaña de presión contra ella para concretar la “reunificación nacional”, clave en el objetivo a largo plazo del presidente, Xi Jinping, de lograr el “rejuvenecimiento” de la nación china.