Hsinchu (Taiwán), 10 jul (EFE).- El Ejército taiwanés llevó a cabo este jueves un ejercicio de fuego real con sus nuevos tanques de combate, en el marco de las maniobras militares anuales de la isla, conocidas como Han Kuang, que arrancaron este miércoles.

El presidente taiwanés, William Lai, visitó el campo de entrenamiento, ubicado en el condado norteño de Hsinchu, para presenciar de primera mano el desarrollo de estos ensayos, protagonizados por un pelotón de cuatro tanques Abrams, de fabricación estadounidense.

Durante diez minutos, los blindados abrieron fuego contra objetivos fijos y móviles situados a varios kilómetros de distancia, ya fuese en parejas o en formación de pelotón, y tanto en posición estática como en movimiento, logrando una precisión de disparo «perfecta», según el Ejército.
«(Los tanques) demostraron una impresionante capacidad ofensiva y movilidad, por lo que no es de extrañar que sean considerados los más poderosos del mundo», afirmó Lai al término del simulacro.
«El Gobierno será siempre un respaldo firme para las Fuerzas Armadas, trabajando juntos con unidad para salvaguardar la soberanía nacional, proteger la democracia y la libertad, y promover el desarrollo próspero de todos los sectores», subrayó el mandatario.
El Ejecutivo taiwanés ha asignado alrededor de 40.500 millones de dólares taiwaneses (unos 1.385 millones de dólares) entre 2019 y 2027 para la adquisición de 108 tanques Abrams procedentes de Estados Unidos, los cuales está previsto que se unan al Sexto Cuerpo del Ejército, encargado de la defensa del norte de Taiwán.
Del total de estos blindados, 38 llegaron en diciembre del año pasado, y está previsto que los 70 restantes se entreguen entre finales de este año y 2026.
Este entrenamiento se desarrolló de forma paralela a los ejercicios anuales Han Kuang, unas maniobras militares a gran escala que buscan poner a prueba la capacidad de respuesta de las tropas taiwanesas frente a un eventual intento de invasión por parte de China.
Las autoridades de Pekín consideran a Taiwán como una «parte inalienable» del territorio chino y no han descartado el uso de la fuerza para concretar la «reunificación nacional», uno de los objetivos a largo plazo trazados por el presidente chino, Xi Jinping, tras su llegada al poder en 2012.
El Gobierno de Taiwán, liderado por el Partido Democrático Progresista (PDP), una formación de tendencia soberanista, desde 2016, defiende que la isla ya es de facto un país independiente y sostiene que su futuro sólo puede ser decidido por sus 23 millones de habitantes.