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Tellería, primera directora del Botánico, afirma que la mujer «rompe techos» en la ciencia

La micróloga y profesora de investigación ad honorem del Real Jardín Botánico María Teresa Tellería en una fotografía de archivo. EFE/ Fernando Villar

Nicole Andrea Vargas

Madrid, 16 sep (EFE).- «Estamos empezando a vivir un momento donde progreso e investigación son palabras que también se escriben en femenino», las mujeres poco a poco están rompiendo los techos de cristal, asegura en una entrevista a EFE María Teresa Tellería, la primera mujer que fue directora del Real Jardín Botánico en más de 200 años desde su fundación en 1755.

Tellería, quien es doctora en farmacia, investigadora y micóloga, ocupó el puesto directivo entre 1994 y 2006 y, tras jubilarse en 2022, ha continuado su trabajo como profesora ‘ad honorem’ del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) del Botánico a través del cual ha impulsado la participación de otras mujeres en la ciencia.

«Los tiempos van cambiando, poco a poco las mujeres rompemos los techos de cristal y vamos ocupando labores que hasta hace unos años las teníamos vetadas», afirma.

La investigadora tiene una posición crítica ante el deterioro que se observa en la biodiversidad de los ecosistemas y señala que el mundo vive un «punto de inflexión», por lo que hay que «mostrar las consecuencias de la autodestrucción» del ser humano y así «revertir esa dinámica» con un trabajo enfocado en tres pilares: ciencia, conocimiento y concientización.

Por ello, resalta el aporte del Real Jardín Botánico en el estudio de la naturaleza, tanto sobre las especies endémicas de España como otras de diferentes partes del mundo que están en los viveros de la institución.

«Yo creo que el jardín es un milagro, un testigo de la ciencia y de la conservación de la naturaleza», dice Tellería acerca de la vigencia de este centro fundado en 1755 e inaugurado en el madrileño Paseo del Prado en 1781.

Uno de sus primeros viveros ahora es una sala de exposiciones, donde actualmente se muestra ’26 mujeres en las ciencias, artes y letras’, una exposición organizada por la academia vasca Jakiunde, de la que Tellería forma parte como una de las retratadas.

La experta destaca que el Real Jardín Botánico alberga colecciones de plantas de diferentes expediciones alrededor del mundo, tiene una de «las mejores biblioteca» de botánica de Europa y cuenta con un banco de germoplasma con múltiples especies amenazadas, por lo que es un espacio en el que, además de mostrar la belleza natural, se genera ciencia.

El mundo de los hongos

Durante sus más de 40 años de profesión, Tellería se ha dedicado a la investigación de los hongos corticioides, del grupo basidiomicetos, que descomponen la madera y que contribuyen a que «el planeta sea como hoy lo vemos», ya que son capaces de degradar la lignina de los árboles, uno de los polímeros más difíciles de descomponer.

«Es un grupo de hongos poco conocido, pero desde el punto de vista biológico y ecológico es importantísimo» porque sin éste los árboles no podrían descomponerse y «no tendríamos dónde habitar», indica.

Para investigar a estos organismos, Tellería recorrió «todo el mundo», desde la Patagonia chilena en Latinoamérica hasta los bosques tropicales de África, además de diferentes países de Europa, ya que, destaca, «es necesario estudiarlos en toda su capacidad de extensión» porque «no son los mismos».

Esta experiencia, que califica como la más importante de su vida profesional, le permitió publicar libros como ‘Los hongos (¿qué sabemos de?)’, donde desarrolla sus hallazgos, como que los hongos que crecen en el hemisferio norte no son iguales a los que lo hacen en el sur, pese a que tengan el mismo nombre.

Por otra parte, Tellería sí cree que existe discriminación por razón de sexo en la ciencia porque las «estadísticas lo demuestran» pues, si bien hay más mujeres que empiezan las carreras de investigación, «los hombres acaban en puestos más altos».

Por ello, impulsa a la nueva generación de investigadoras a que continúen enfocadas en su labor científica y no se dejen «guiar por cantos de sirenas» que las alejen de la meta: «Sed valientes y sed aquello que queréis ser».