Ruth del Moral
Madrid, 6 jun (EFE).- Termina la PAU en casi toda España y toca el desafío de afrontar los resultados, en algunos casos inesperados. Después de tres y cuatro días de exámenes el estudiantado ha evidenciado que la Filosofía cobra peso frente a la Historia y que los exámenes de Matemáticas siguen dando que hablar.
Las matriculaciones para Filosofía han sido casi iguales que las de Historia y según datos recabados por las delegaciones de la Agencia EFE el porcentaje de alumnado que ha elegido la opción de Filosofía supera al de Historia en Madrid, País Vasco, Aragón, Murcia, Castilla y León y La Rioja.
En grandes comunidades como Andalucía, el porcentaje ha estado muy ajustado, un 55 % se ha decantado por Historia y un 45 % por Filosofía, mientras que en Castilla-La Mancha la diferencia ha sido de tan solo 131 matrículas (a favor de Historia).
Baleares y Galicia son las regiones donde ha habido mayor estudiantado en favor del examen de Historia, con porcentajes de casi el 65 %.
Y es que el año pasado se matricularon 135.548 alumnos en Historia de España frente a 84.837 que lo hicieron en Historia de la Filosofía, aunque ambas consiguieron el mayor porcentaje de estudiantes con sobresaliente, el 23,2 % en Historia y 22,8 % en Filosofía.
Un año más, debate con las Matemáticas
Un año más la diferencia en los ejercicios de Matemáticas han dado que hablar.
En Andalucía un alumno ha solicitado impugnar el examen de Matemáticas Aplicadas a las Ciencias Sociales por considerar que «están aplicadas a la ingeniería de la NASA» y ha recogido más de 8.000 firmas a través de la plataforma change.org.
«Que pongan ejercicios tan complicados y tan rebuscados no tiene explicación», señala un alumno mientras la Junta de Andalucía afirma que la prueba «responde a los contenidos del currículum» de la asignatura.
En Madrid otros muchos estudiantes lamentan que en Matemáticas II la pregunta competencial y obligatoria fuera más compleja que la de Castilla y León.
Los madrileños debían resolver un problema planteado a través de un muro pintado con grafiti y diferenciado en dos colores y los castellanoleoneses solo debían desarrollar una función.
«Es súper injusto, el trabajo de dos años para nada…No saber ni lo que te están preguntando. En el examen de Castilla y León habría sacado un 9,5», lamenta una estudiante madrileña.
En la PAU gallega la polémica se ha centrado en el examen de Biología, donde los alumnos se han quejado de la complejidad de las preguntas.
Las próximas semanas; las calificaciones
A partir de la próxima semana el estudiantado (salvo el de Canarias -que finalizará la PAU el 7 de junio- y Cataluña -que iniciará los exámenes el 11 de junio-) conocerá las calificaciones provisionales que les ayudarán a elegir el grado a estudiar.
Irene López, psicóloga y directora del centro de Madrid anda CONMiGO explica a EFE la importancia de «volver a acompañar» a los jóvenes en este proceso que para algunos puede ser frustrante.
«Una nota inesperada puede abrir la puerta a la resiliencia, a la adaptación y a nuevas motivaciones si se acompaña con un enfoque constructivo», señala mientras recomienda «ayudar a relativizar» un mal resultado, «porque no cancela las posibilidades futuras» del estudiante.
Es normal sentirse decepcionado ante una nota más baja de la esperada pero «no hay que negar esa emoción» ya que reprimirla puede hacer que se intensifique.
Buscar alternativas como repetir materias al año siguiente para subir nota o empezar un ciclo formativo diferente y luego cambiar de grado, son algunas claves -recalca López- al tiempo que pide evitar hacer comparaciones con compañeros.
La opción del ‘Gap Year’
En Estados Unidos es frecuente que muchos jóvenes al terminar el instituto dediquen el año antes de entrar a la universidad a trabajar o a viajar, bien porque no tienen clara su carrera profesional o porque prefieren vivir otras experiencias.
Es el denominado ‘Gap Year’ que en España «se mal conoce como año sabático», explica a EFE el director general de Education First España, Niccolo del Monte, que avisa de que estos programas también abren la puerta a ofertas laborales.
«Se confunde como año de pausa en los estudios y no es así. Muchos alumnos utilizan el ‘Gap Year’ para mejorar su empleabilidad», recalca.
Entre un 5 % y un 10 % de jóvenes participan en estos programas «en los que también buscan mejorar el inglés para acceder a un Erasmus durante su carrera o para entrar en universidades o escuelas de negocio que piden alto nivel».
«Es un año en el que se adquieren nuevas habilidades útiles en su futuro», coincide Jorge B., director de programas Académicos en el Extranjero de la agencia Language Kingdom, que lo ve como un año de «avance académico».