Madrid, 30 jun (EFE).- The Corrs hicieron suyo el cambio de siglo con su cruce de pop y dulces melodías e instrumentación celta, cantando a la intensidad de las emociones cuando se es joven y lo dejan a uno sin aliento, una fórmula que, 20 años después, en el retorno del grupo a Madrid, ha cambiado su fuerza por la de la nostalgia.

Hacía mucho, desde el ya histórico concierto en Las Ventas del año 2000, que ‘So Young’, ‘Breathless’ o ‘Runaway’ no sonaban en la capital como esta noche lo han hecho dentro de Alma Festival, en el parque Enrique Tierno Galván, en un concierto de gira a lo grande ante 7.000 personas según cifras de la organización, el aforo completo, muy pocos de la generación Z.
Aquel de la plaza de toros era el mejor momento de los cuatro hermanos que a principios de los años 90 fundaron la banda que llevaba su apellido, cuando Irlanda partía la pana a nivel mundial entre U2 y The Cranberries y este grupo dejó prácticamente forjado el grueso del repertorio de esta noche en sus tres primeros discos: ‘Forgiven, Not Forgotten’ (1995), ‘Talk On Corners’ (1997) e ‘In Blue’ (2000), el más pop de todos.
Luego llegarían trabajos de menor éxito y alguna pieza como ‘Home’ (2005) en el que se entregaron sin concesiones comerciales a sus raíces, así como largos períodos de inactividad como grupo entre discos en solitario y la búsqueda de la conciliación familiar, rotos por sus últimas giras y los discos ‘White Light’ (2015) y ‘Jupiter Calling’ (2017), el único que no ha sonado esta noche.
No ha sido el mejor comienzo cuando poco después de las 22 horas el grupo ha saltado al escenario y ha quedado en evidencia que la voz de Andrea Corr no llegaba al estribillo de ‘Only When I Sleep’, quizás por el esfuerzo de la jornada anterior en la vertiente barcelonesa de este Alma Occident.
Afortunadamente, ha sido solo un susto y en cuanto su garganta ha entrado en calor las notas han empezado a encontrar su lugar o uno más cercano, tanto en «Give Me a Reason’ como en ‘Forgiven Not Forgotten’.
«¡Buenas noches, Madrid, es un gran placer estar aquí esta noche! Madrid se ha convertido en el hogar de Sharon y lo cierto es que todos lo sentimos como tal, desde que empezamos a venir con nuestro primer disco», ha declarado la vocalista, la mitad en español, aludiendo al hecho de que la mayor de las hermanas reside desde hace años en esta ciudad.
La benjamina ha querido recordar además que «están sucediendo cosas terribles en el mundo», lo que hace pensar que «el odio es la emoción predominante estos días». «Pero no lo es, es el amor, porque nosotros lo sentimos cada noche. ¡Vamos a hacer esta noche épica!», ha proclamado, aunque luego no haya sido tal apoteosis.
Han ido a por ello con la asistencia de dos músicos más que les acompañan en esta gira a las teclas y cuerdas, creciendo en sonido progresivamente desde canciones que han sonado sencillamente dulces pero apagadas como «What Can I Do’, hasta que toda la banda ha mostrado más potencial con ‘White Light’.
‘Home’ es probablemente el disco que el cuarteto más disfrutó grabando y le han dedicado un episodio largo dentro del concierto, muy lucido, con el violín de Sharon Corr brillando y su hermana Caroline dejando la batería a un lado para tocar el bodhran celta. A destacar, «Old Town», la primera que realmente ha despertado palmas en el público.
Eso ha marcado un necesario punto y aparte, un bloque más vitalista y enérgico que se ha mantenido con ‘Radio’ y con ‘Dreams’, su recordada reinterpretación del original de Fleetwood Mac.
«Queríamos que fuese inolvidable, pero es que ha sido una noche increíble, muchas gracias», ha afirmado Andrea Corr tras convertir un inicio regular en una caricia para el recuerdo, aún antes de afrontar el broche con ‘Runaway’, el primer sencillo de su carrera, muy coreado, y más aún con la energía contagiosa de «Breathless’.
Javier Herrero.