‘The Quiet Son’, cuando la extrema derecha se infiltra en la familia y la destruye

La hermanas cineastas francesas Delphine (i)  y Muriel Coulin (d) exploran en su última película, 'The Quiet Son' (El hijo tranquilo) las contradicciones que se producen cuando se infiltra la extrema derecha en el seno de la familia y la destruye, así como la capacidad del perdón entre un padre y su hijo. En la imagen las dos directoras posan durante una entrevista con EFE,  en la que han señalado en  que cuando comenzaron el guion hace tres años había en Francia un auge de la extrema derecha, "pero hoy, con la llegada de Donald Trump al poder se ha convertido en crucial".EFE/ Quique García

Jose Oliva

Barcelona, 25 abr (EFE).- Las hermanas cineastas francesas Delphine  y Muriel Coulin exploran en su última película, ‘The Quiet Son’ (El hijo tranquilo), las contradicciones que se producen cuando se infiltra la extrema derecha en el seno de la familia y la destruye, así como la capacidad del perdón entre un padre y su hijo.

En ‘The Quiet Son’, que tendrá su estreno comercial en España el próximo mes de julio, el veterano actor Vincent Lindon interpreta el papel de Pierre, un trabajador ferroviario de cincuenta años, que cría solo a sus dos hijos.

Los tres están muy unidos, pero cuando Louis, el más joven, deja su casa para estudiar en la Sorbona de París, Fus, el mayor y con peores resultados en los estudios, se vuelve cada vez más reservado, y fascinado por la violencia, se relaciona con grupos de extrema derecha, la antítesis de los valores de su padre.

Las dos directoras han señalado en una entrevista con EFE que cuando comenzaron el guión hace tres años había en Francia un auge de la extrema derecha, “pero hoy, con la llegada de Donald Trump al poder, se ha convertido en crucial”.

Comenta Delphine Coulin que querían “mostrar todo ese lado que tiene que ver con lo masculino, en este caso a través del fútbol, pero también las artes marciales mixtas, un elemento que no estaba en la novela original de Laurent Petitmangin”.

El día que Trump fue elegido, recuerda, “subió al escenario el presidente de la federación de artes marciales mixtas; y aunque los productores no querían imágenes de saludo nazi en la escena del campo de fútbol, finalmente J.D. Vance y Elon Musk hicieron ese saludo, con lo que la realidad se parece cada vez más a la ficción e incluso la supera”.

Los padres y el perdón

Desde un inicio, las dos cineastas tenían claro que su elección para el papel del padre era Vincent Lindon, “un actor que proyecta en Francia una imagen de defensor de las ideas democráticas y además funcionaba muy bien para este personaje, con el que todo el mundo podía identificarse”.

Delphine añade que también querían romper el cliché de los personajes habituales de Lindon: “Aquí es más frágil, más sensible, más divertido, baila, se ríe, facetas que no se ven a menudo en sus películas, y de hecho, en Venecia ganó el premio al mejor actor por esta película frente a actores de la talla de Joaquin Phoenix o Adrien Brody, que luego ganó el Oscar”.

La película rompe también con la imagen que el cine ofrece del padre: “Ya no estamos en el siglo XX, cuando el padre tenía que ser autoritario y no podía mostrarse frágil”.

La película aborda la cuestión del perdón desde el prisma de que “es difícil perdonar a un hijo en estas condiciones”. “Sobre todo -agrega- porque ese padre tiene un pasado político, de activista en la izquierda, y de repente ve a un hijo racista y de extrema derecha, como si ya no reconociera a su familia en su propio hijo, con lo cual perdonar es muy difícil”.

Reflejan las cineastas francesas el fútbol como “lugar donde en un momento dado, que puede ser de alegría, una masa colectiva puede llevar a las personas a comportarse de manera imperdonable, y además el fútbol es un mundo muy masculino en los que los ultras están muy presentes, son entornos en los que pueden crecer estas ideas de extrema derecha”, repone Delphine Coulin.