Madrid, 21 may (EFE).- El cambio climático ha afectado a todas las regiones vitivinícolas del mundo, pero es Europa donde se han sufrido los peores efectos, con temperaturas más altas y más días de calor extremo, según un nuevo estudio que publica Plos Climate.
Los estudios muestran que las temperaturas más cálidas están desplazando las regiones aptas para la viticultura hacia los polos, mientras que las tradicionales producen uvas que maduran más rápido y tienen mayores niveles de azúcar, lo que altera el sabor del vino.
La nueva investigación, con participación de la Universidad de Alcalá (Madrid), adopta una visión global de los impactos comparando cómo está afectando el cambio climático a las regiones vitivinícolas del mundo.
El equipo estudió la fenología de la vid, es decir, el calendario de las distintas fases de crecimiento y reproducción de las vides en respuesta al medioambiente.
El cambio climático ha afectado a todas las regiones vitivinícolas del mundo “especialmente en lo que respecta a los indicadores de calor durante todo el periodo vegetativo”, escriben los investigadores.
Sin embargo, el impacto es “muy desigual” entre regiones y a lo largo del ciclo de crecimiento, por lo que para encontrar la mejor manera de adaptar el sector al cambio climático “habrá que abordar estas complejidades espaciales y temporales”.
Los mayores cambios se registran en regiones europeas , con aumentos significativos en el número de días de más de 35 grados y en las temperaturas más altas durante el periodo vegetativo. Sin embargo, en Norteamérica el aumento de las temperaturas medias y extremas ha sido menor.

Especialmente en Europa
El investigador E.M. Wolkovich, de la Universidad de Columbia Británica (Canadá) y uno de los firmantes del artículo, señaló que le sorprendió “mucho el nivel de calentamiento en todo el mundo, pero especialmente en Europa”.
Los resultados en esa región “muestran claramente cuánto se ha calentado la estación de crecimiento con el cambio climático provocado por el hombre”.
Wolkovich, citado por Plos Climate, indicó que durante años ha sido testigo del aumento de las olas de calor en Europa, “pero ver los datos -y la magnitud del cambio al que se enfrentan los cultivadores- fue aleccionador e incluso mayor de lo que esperaba”.
También fue sorprendente que los mayores cambios se produjeran en los extremos de calor y en las métricas relacionadas con el calor.
En ese sentido explicó que se tiende a esperar que el cambio climático haga subir más la temperaturas mínimas, por lo que se esperaba que las métricas como las temperaturas frías en torno al momento de la brotación y la cosecha fueran las que más cambiaran, pero “a menudo fueron las relacionadas con temperaturas más altas”.
El equipo formado también por investigadores de España, Francia, Canadá y Estados Unidos, usó datos de más de 500 variedades y analizó 10 medidas del clima, desde las temperaturas más bajas durante el letargo y cuando surgen las yemas, hasta los extremos de calor durante el periodo vegetativo, pasando por las temperaturas y las precipitaciones durante la vendimia.
Estudios globales como este pueden, según el equipo, complementar los regionales y ayudar a los viticultores a adaptarse, pues les permiten saber qué regiones están cambiando más rápidamente en respuesta al calentamiento y cuáles cultivan uvas en las condiciones más extremas.