Toni Sánchez, novelista: Ahora ya no es el Estado quien te vigila sino tu vecino o tu amigo

El escritor Toni Sánchez posa para EFE durante una entrevista con motivo de la presentación de su nuevo libro 'Atrapada en la oscuridad' en Zaragoza. EFE/ Javier Belver

Naiare Rodríguez

El escritor Toni Sánchez posa para EFE durante una entrevista con motivo de la presentación de su nuevo libro 'Atrapada en la oscuridad' en Zaragoza. EFE/ Javier Belver

Zaragoza, 13 jul (EFE).- El escritor Toni Sánchez está convencido de que «nos vigilamos mucho y cada vez más» por «culpa» de las redes sociales, que «son el Gran Hermano perfecto» porque «ya no es el Estado el que te vigila, sino que ahora te está vigilando el vecino o tu amigo incluso».

El también guionista (Tarragona, 1990), quien ha presentado en Zaragoza su nuevo libro ‘Atrapada en la oscuridad’, ha compartido en una entrevista a EFE que la novela negra «es el género que mejor cartografía nuestro mundo», lo que considera una «actualización de la novela de caballería».

Al mismo tiempo, reivindica la falta de intervención con la situación actual de los narcopisos, un tema que «no queremos ver hasta que no te toca y no te afecta».

PREGUNTA: ¿En qué momento aparece esta historia en su vida?

RESPUESTA: ‘Atrapada en la oscuridad’ es el fruto de muchos años tomando apuntes dispersos que yo no intuía que pertenecieran a la misma historia. En paralelo, se me ocurrió el personaje de un policía novato que se obligaba a sí mismo a recordar que, como servidor público, debía ser intachable en lo ético. Esto me pareció interesante porque, para mí, la novela policíaca es una actualización de la novela de caballería. Así nació este policía, una metáfora moderna del caballero andante, pero consciente de que la vida real está llena de grises y que surfear las olas cotidianas es tremendamente complicado. Entonces reflexionaba sobre si se puede salir impoluto de la lucha contra el mal y si se podía seguir siendo buena persona pese a todo y contra todo.

P: ¿Cómo se escribe el pasado de alguien que ha estado desaparecida durante casi tres décadas?

R: El caso de Cristina Hidalgo es de lo más gratificante que hoy puedo contar. Viniendo del mundo del guion, soy muy cuadriculado y cuando escribo ya sé lo que va a pasar. Pero es cierto que toda la trama del pasado iba a estar, en principio, más oculta. Aun así, comparo mis procesos de escritura con viajar en coche por carretera: si vas de A Coruña a Barcelona, igual te desvías porque ves un lugar que te apetece visitar. Aunque sé adónde voy, si me tengo que parar, me paro. En este caso, empecé a conocer a Cristina Hidalgo y también al gran villano de la novela. Lo que iba a ser algo más anecdótico fue creciendo. Darle voz a una chica cuya vida fue interrumpida durante casi treinta años fue de lo más bonito del proceso. Me interesaba esa sensación de tener una vida vacía, de haberla desperdiciado. Me gustaba explorar cómo podía sentirse alguien en esa situación.

P: ¿Es esto lo que puede atraer al lector a acercarse a este tipo de libros?

R: La novela negra es el género que mejor cartografía nuestro mundo y contexto histórico. Permite hacer una radiografía del entorno. Es el vehículo que he encontrado para hablar de temas que me preocupan, como la impunidad frente al crimen. Percibo que mucha gente cree que gran parte de los criminales no paga por lo que hace. En esta novela me centro en la policía, el periodismo y la política. Siempre vemos en los medios las ovejas negras de estos oficios, pero no todos son iguales. Siempre se dice que todos los políticos son iguales, pero uno de los personajes de la novela es un político con ideales, al menos al principio, que quiere cambiar el mundo. La pregunta que planteamos es si el sistema permite que una persona así llegue a tener poder real.

P: ¿Hasta qué punto el thriller es una forma de canalizar nuestras propias oscuridades cotidianas?

R: Creo que canaliza nuestras oscuridades y también nuestras preocupaciones. Un tema que me inquieta desde hace tiempo, además del acceso a la vivienda o la falta de empleo de calidad, es el de los narcopisos. Es una lacra que veo mucho en Madrid. Incluso en barrios céntricos, pueden abrir uno y arruinarle la vida a la gente trabajadora. He visto casos cercanos, amistades que han tenido que cambiar de casa o de lugar de trabajo por esto. Recuerdo visitar un taller de cerámica de una amiga, en Lavapiés, y en la puerta de al lado había dos jóvenes pinchándose. En la otra puerta, encima, un colegio público. Y piensas: ¿no se puede hacer nada?

P: Hay muchas capas de vigilancia en la historia. ¿Somos una sociedad que vigila demasiado o que se vigila poco?

R: Creo que nos vigilamos mucho y cada vez más. Lo peor es que ahora lo hacemos unos a otros por culpa de las redes sociales. ¿Cuántas veces nos autocensuramos porque fulanito va a ver el post y va a pensar que votamos a tal partido o que nos gustan tales cosas? Es el Gran Hermano perfecto. Ya no es el Estado el que te vigila, sino que ahora te está vigilando el vecino o tu amigo incluso.