Javier Domaica

Vitoria, 11 jul (EFE).- El director del Festival de Jazz de Vitoria, Alberto Ibarrondo, cree que en la 48 edición de este certamen, que se celebrará desde el próximo lunes día 14 hasta el sábado 19, hay tres conciertos imprescindibles: el del cantante y guitarrista brasileño Toquinho, el pianista Kenny Barron y el homenaje a Charles Mingus, con más de 30 músicos por primera vez sobre el escenario.
En una entrevista con EFE Ibarrondo ha desgranado la oferta y proyección de este festival, que ofrecerá una programación «bastante más enfocada al jazz puro que la del año pasado», y que mira ya a su 50 aniversario con la intención de preparar un ‘macrocartel’.
Pregunta: ¿Cómo definiría la programación de este año?
Respuesta: A grandes rasgos, yo diría que es un programa muy equilibrado en el que hay música para todos los gustos. Tendremos jazz, como es obvio, con ‘Epitaph’ de Charles Mingus y con Jazzmeia, Kenny Barron y Al Di Meola. Pero también fusión con Toquinho y Yamandu Costa. Además estará José James, que baila a caballo entre el jazz, el soul y el Rhythm and Blues.
P: ¿El plato fuerte vuelve a ser el sábado, esta vez con Toquinho?
R: Sí, Toquinho es una leyenda del jazz, con un tema inmortal como es ‘Acuarela’ y la bossa nova.
P: ¿Qué conciertos recomendaría a sus amigos?
R: Sin ninguna duda Toquinho y luego, como algo muy especial y sobre todo por la edad que tiene, Kenny Barron con su trío. Ya tiene 82 años y le deseamos una vida larguísima, pero es que es historia pura de jazz. Como guinda les animaría a ver a treinta y tantos músicos encima de un escenario, va a ser algo increíble. Nunca hemos tenido tantos músicos encima de un escenario, reunidos para el ‘Epitaph de Charles Mingus’.
P: En Vitoria el jazz siempre se ha respirado en la calle.
R: En 2019, cuando hubo un cambio al timón del festival, ya lo tuvimos claro desde el primer momento. El jazz nació en la calle y nos parecía muy importante estar en ella para volver a los orígenes del jazz y también empezar, de alguna manera, a sembrar para más adelante y recoger nuevos públicos.
P: Con ese objetivo se programaron en años anteriores conciertos como los de los raperos Kase.O y Trueno con gran éxito de público. ¿No habrá continuidad en esa línea?
R: Esos dos conciertos fueron en domingo. Pero ahora los que mandan en este país son los macrofestivales. Quisimos traer a Domi & JD Beck, un grupo que pegaba muy fuerte en Estados Unidos pero el Primavera Sound los contrató, y piden exclusividad geográfica y les pagan mucho más. Con Trueno conseguimos que mucha gente muy joven viniera por primera vez al festival pero para tener esa continuidad necesitaríamos un sitio más grande, de 5.000 o 6.000 personas, con el fin de que Vitoria entre en el circuito de las grandes giras.
P: ¿Qué futuro augura para ese despegue?
R: Somos conscientes de que el jazz es un género minoritario. Contamos con los dedos de las manos los artistas que son capaces de conseguir vender a partir de 2.500 entradas. Ahora el algoritmo está con los géneros más populares como pueden ser el trap o el reguetón. Incluso géneros como el hip-hop ya están empezando a quedar relegados a una tercera o cuarta posición.
El algoritmo está claramente inclinado hacia un tipo de música muy efectista. Es el efecto fósforo, que brilla muy bien y luego se apaga. Nosotros somos más las brasas para hacer las chuletillas. Ahí cabe lo bueno y se requiere mucho tiempo para que esas brasas estén consolidadas. Hay que ir a pescar con caña. En el jazz hay que pescar al aficionado uno por uno, como los bonitos.
P: ¿Han empezado ya los preparativos para la 50 edición?
R: Claro. La edición de este año, que está bastante más enfocada al jazz que la del año pasado, dará paso en 2027 a la del 50 aniversario, para la que prepararemos algún tipo de publicación especial que recopile toda la historia del festival y nuestra intención sería preparar un ‘macrocartel’ y tirar la casa por la ventana.