Paula Fernández
Vigo, 11 jul (EFE).- La isla de Toralla lleva décadas vetada a los vigueses y con acceso solo para residentes en contra de la ley, una realidad que el Gobierno central quiere cambiar con una senda pública a la que no afectará el traspaso a la Xunta de las competencias sobre el litoral gallego.
«Área de acceso controlado». Es el cartel colocado en la garita con barrera automática que recibe a los visitantes que cruzan el puente que recorre los 400 metros que hay entre la isla y el arenal vigués del Vao, y que impide la entrada a este enclave de la ría de Vigo.
Es lo que quiere cambiar el Gobierno central, con la apertura de una senda pública de un kilómetro y medio de largo y seis de ancho que permitirá a los foráneos recorrer el perímetro de la isla, ya que el litoral es de dominio público.
La última previsión del Ejecutivo es que el proyecto sobre el papel esté terminado para después de la época estival, según avanzó la vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica, Sara Aagesen, en una visita a Vigo a finales de junio.
«Defendemos el acceso al dominio público, es fundamental y estamos trabajando en la definición del proyecto, esperamos tenerlo a la vuelta del verano», dijo entonces en declaraciones a periodistas.
El traspaso de las competencias sobre el litoral de Galicia a la Xunta que entró en vigor el pasado 1 de julio no afecta a estos planes.
«Por la información de la que disponemos, se trata de un proyecto de interés general, por lo que le correspondería al Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico realizar las gestiones oportunas para su ejecución», ha indicado a EFE la Consellería de Medio Ambiente.

La única isla privada de Vigo

Toralla es la única isla privada de Vigo y una de las pocas que quedan en España -alrededor de una docena- desde que pasó del Obispado de Tui a particulares en el siglo XIX, con la desamortización de Mendizábal.
Desde entonces fue revendida varias veces, usada como terreno labrado y para albergar una fábrica de salazón, hasta que en 1965 los propietarios crearon la sociedad Toralla S.A. para urbanizar la isla entonces virgen, siguiendo el impulso del desarrollismo franquista.
Ahora cuenta con una enorme torre de apartamentos de 70 metros de altura y una treintena de viviendas unifamiliares no aptas para todos los bolsillos: en Idealista aparecen dos chalés a la venta, uno por 1,75 millones de euros y otro por 1,95 millones.
Los 163 residentes que tiene Toralla, según el Instituto Nacional de Estadística (INE), son los únicos que pueden recorrer la isla, pese a que el litoral es de dominio público y la Ley de Costas establece que cualquier persona tiene derecho a hacer uso de él.
A raíz de una sentencia del Tribunal Supremo en los años noventa, que señalaba que debía garantizarse el acceso al litoral, se permitió que los foráneos puedan acceder a sus dos pequeñas playas, pero el resto sigue vetado.
Los ecologistas quieren «reconquistar» Toralla
Recuperar la isla como espacio de disfrute público es una reivindicación antigua de partidos como el BNG y organizaciones ecologistas, que han protagonizado diferentes movilizaciones.
La última fue el pasado 28 de junio, cuando cientos de personas caminaron por el puente o remaron en embarcaciones para juntarse en la orilla y desplegar una gigantesca pancarta con un mensaje para los vigueses: «Únete a la reconquista de Toralla».
«Tenemos dos reivindicaciones: el acceso al litoral, a todo el borde costero, y el acceso al interior de la isla», ha explicado a EFE el portavoz de Ecoloxistas en Acción Cristóbal López.
Esta organización es optimista con la primera y confía en que dentro de un año o año y medio pueda estar en marcha con el proyecto del Ministerio, si bien López recuerda que en 2008 ya hubo otro intento cuando era ministra de Medio Ambiente Elena Espinosa, ahora concejala en Vigo, y quedó en nada.
«Por eso nos seguimos movilizando, para que no pase como la otra vez», ha señalado el portavoz de Ecoloxistas, que apela al Ayuntamiento de Vigo para que interponga una demanda judicial y que se permita también un acceso regulado al interior de la isla, que puede ser peatonal.
Eso «va a costar» más, reconoce, porque el Ayuntamiento ha hecho pocas declaraciones sobre Toralla y, aunque han sido a favor de su apertura, «está un poco de perfil con este asunto».