Fermín Cabanillas

Sevilla, 10 may (EFE).- Como si se entrase a los estadios Benito Villamarín o Sánchez Pizjuán, en la caseta del Real Círculo de Labradores de Sevilla han encontrado una forma de controlar el acceso de sus socios durante la Feria de Abril, para lo que usan unos tornos que sirven para conocer en todo momento el aforo con el que cuenta.
La idea ha sido planteada “no como algo coercitivo, sino solo para controlar”, explica a EFE el vicepresidente primero de esta entidad, Antonio Piñero, en nombre de una institución que cuenta con 160 años de historia y que gestiona una de las casetas más grandes de la feria sevillana.
Para que todos los socios tuviesen información por adelantado se emitió una circular días antes de la feria en la que se informaba de que el acceso a la caseta se haría a través de tornos, al igual que en el acceso a las instalaciones deportivas.
Indicaron que, para la entrada a la caseta, sería necesario usar los carnets de socio o familiar en vigor en los tornos de entrada.
Tres tornos y un acceso lateral
La caseta tiene un sistema de tres tornos para facilitar el acceso y la salida y cuenta con un cuarto paso por el que acceden los invitados de los socios, una vez que los tres miembros del servicio de seguridad que trabajan en la puerta comprueban que se cumple con todos los requisitos para entrar y disfrutar de la feria.
Antonio Piñero enfatiza que simplemente se trata de tener “un poco de control, sin ser una prohibición”, de modo que el socio entra por el torno y el invitado accede por el lateral “sin ningún problema”, algo que “está funcionando bastante bien”.
Recalca que la caseta “se llena mucho”, algo lógico teniendo en cuenta la cantidad de socios con la que cuenta el Círculo, de modo que se ha establecido este control “para que el socio acceda con su tarjeta” y pueda llevar a quien quiera, siempre que el aforo lo permita, “sin ningún problema”.
El acceso tiene algunos matices, como que se limita el número de invitados que pueden acceder y permanecer con el socio a ocho personas, además de que los familiares de socios no pueden llevar invitados porque, si bien es cierto que la caseta tiene unas dimensiones muy llamativas, en la Feria de Abril todo se puede quedar pequeño en un momento dado.
También tiene su trámite ser parte oficial del Círculo, ya que no basta con tener ganas de unirse a la familia o disfrutar de condiciones económicas o sociales adecuadas para ello.
Además de ser mayor de edad, el candidato tiene que ser presentado por tres socios con más de diez años de antigüedad continuados “en el pleno ejercicio de su condición de socio” y, una vez pasado ese trámite, tiene que ser “estimado persona idónea con arreglo a los fines de la entidad por la Junta Directiva”.
Una institución casi bicentenaria
Si no se conoce la historia del Círculo de Labradores de Sevilla basta con ver las dimensiones y la organización de su caseta en la Feria de Abril para entender que se está ante una de las instituciones que más personas reúne en buena parte del año en la capital andaluza.
Con casi 160 años de historia, no fue hasta el 1 de junio de 1923 cuando la Junta General Extraordinaria aprobó sus primeros estatutos.
En 1962, a iniciativa de Antonio de Halcón y Vinent, presidente perpetuo de la entidad, se inauguraron, en la margen derecha del río Guadalquivir y en el barrio de Los Remedios, las instalaciones deportivas con las que cuenta como actividad complementaria.
Su nombre, Real Círculo de Labradores de Sevilla, se completó en 1917, cuando el rey Alfonso XIII le concedió el título de Real, bajo la presidencia de Federico de Amores y Ayala, conde de Urbina.