Madrid, 9 sep (EFE).- El discurso de odio contra los migrantes, alimentado por la desinformación, inundó las redes a partir de una agresión real en Torre Pacheco (Murcia), una avalancha que se materializó en altercados violentos en esta localidad. Una investigación conjunta de EFE Verifica y VerificaRTVE radiografía la evolución de esa narrativa dicriminatoria a partir del análisis de 115.000 mensajes.
El origen de estos episodios fue un suceso violento del que ahora se cumplen dos meses.
En la madrugada del 9 de julio, Domingo Tomás, un vecino de 68 años de Torre Pacheco, fue asaltado por varios jóvenes mientras paseaba cerca del cementerio.
La Policía Local publicó ese mismo día un mensaje en Facebook informando de la detención de dos jóvenes relacionados con la agresión.
Un día después, el jueves 10 de julio, el único detalle que se conoció sobre lo sucedido es que uno de los atacantes podría ser de origen magrebí.
Esa misma mañana empezaron a viralizarse los primeros bulos en torno al suceso: un vídeo antiguo de otra agresión y una imagen con la supuesta identidad de los autores, falsedades que se expandieron con rapidez en las redes sociales.
Esa sucesión de hechos cambió el relato en las primeras 72 horas transcurridas desde que trascendió el ataque.
«Cuando no hay información aparece la desinformación», asegura Mari Luz Congosto, investigadora de redes sociales, que explica que la falta de información sobre la identidad de los atacantes en los primeros momentos allanó el terreno a los desinformadores.
Mayor difusión para los temas conflictivos

Un análisis de las publicaciones en la red social X constata que la verificación de información logró limitar el alcance de algunos de estos bulos, tal como ocurrió en el caso del supuesto vídeo del ataque, que en realidad se correspondía con otra agresión en Almería.
No obstante, este esfuerzo de contención se enfrenta a la propia naturaleza de redes sociales como X, cuyos algoritmos, según Congosto, premian los temas conflictivos.
La experta indica que las publicaciones con un elevado número de comentarios y citas son impulsadas al ser interpretadas como una señal de crispación, y afirma que «cuanto más ruido y más agresiva sea la información, mayor difusión» alcanza en estas plataformas.
El funcionamiento de estos algoritmos, sumado a los bulos, tiene un impacto directo en la ciudadanía.
Congosto sostiene que este tipo de mensajes «crean bases de discusión y conversación sobre información falsa», lo que contribuye a que el discurso de odio se amplifique y los debates se contaminen, como ocurrió en Torre Pacheco.
Según un informe del Observatorio Español del Racismo y la Xenofobia (Oberaxe), estos contenidos falsos sirvieron para reforzar estereotipos negativos, deshumanizar a colectivos y crear un clima de miedo e inseguridad en el municipio.
Dicha narrativa, añade la investigación, generó un marco que legitimó la hostilidad y la violencia, facilitando la organización de grupos violentos.

Desinformación y llamadas a una «cacería»
La desinformación actuó como un catalizador del discurso de odio.
Un día después de la agresión a Domingo, aparecieron en internet las primeras convocatorias a la «cacería» de inmigrantes en la localidad murciana. Y el miedo empezó a instalarse en las calles.
Algunos vecinos se encerraron en casa, mientras otros adelantaron el cierre de sus negocios ante la creciente sensación de inseguridad.
De los casi 75.000 mensajes publicados con la expresión «Torre Pacheco» entre el 9 y el 17 de julio, cerca del 10 por ciento contenía discurso de odio.
Son menos de 7.000 mensajes frente a más de 68.000. Pueden parecer pocos, pero su repercusión es mayor. Durante las primeras 72 horas, los mensajes de odio lograron una media de 57 republicaciones por mensaje frente a las 32 del resto.
A medida que el suceso ganaba relevancia nacional, comenzaron a sumarse más voces. Esto hizo que la viralización de los mensajes de odio entre el 9 y el 17 de julio se suavizara hasta las 39 republicaciones por mensaje.
Ahora bien, las afirmaciones racistas mayoritariamente dirigidas contra personas del norte de África repuntaron cada tarde de disturbios. Y, tal como indica Oberaxe, estuvieron marcados por cuatro palabras clave: «paliza», «mierda», «machete» y «delincuente».
Mientras esta ola de odio seguía creciendo en redes, Domingo decidió hablar ante los medios de comunicación para tratar de poner fin a la instrumentalización de su caso.
Pidió paz, afirmó que en Torre Pacheco, donde el 30 por ciento de la población es migrante, «no hay odio» y dijo que desearía que todo lo ocurrido quedase en «un mal sueño». Sus palabras, sin embargo, no frenaron la narrativa discriminatoria.
Los mensajes sobre Torre Pacheco alcanzaron, además, una dimensión internacional, con cuentas extranjeras que se hicieron eco del relato contra los magrebíes.
Vocabulario estigmatizante
Un análisis de las palabras más utilizadas en los mensajes publicados en X durante los altercados revela que «inmigrantes» es la palabra más repetida en los mensajes con discurso de odio en X y se usa de forma negativa siete de cada diez veces.
Otros términos comunes para estigmatizar a este grupo de población son «moros», que se emplea en mensajes de odio nueve de cada diez veces, o «magrebíes», que tiene un significado despreciativo en tres de cada cuatro publicaciones.
A estos términos se unen otros relacionados con la «violencia», que se menciona en el 65 por ciento de los mensajes de odio. Son palabras como «cacería», «palos», «machetes» o «paliza», presentes en más de la mitad de las afirmaciones discriminatorias.
El análisis revela que los mensajes de odio publicados en X en torno a Torre Pacheco usan un lenguaje deshumanizante, atribuyen comportamientos individuales a todo un colectivo y hacen incitaciones directas e indirectas a la violencia. Son discursos sin matices intermedios, que buscan una polarización extrema con términos excluyentes.
Esta información forma parte de una investigación más amplia de EFE Verifica y VerificaRTVE que se puede leer en https://verifica.efe.com/.