Lima, 1 sep (EFE).- Los trenes desechados por la empresa estadounidense Caltrain que la Municipalidad de Lima adquirió para establecer un servicio ferroviario de cercanías han quedado temporalmente almacenados en un parque de la capital peruana mientras prosigue el pulso del alcalde de la ciudad y precandidato presidencial Rafael López Aliga con el Gobierno nacional para ponerlos en marcha sin los estudios requeridos.
El Parque de la Muralla, situado a pocos metros del Palacio de Gobierno de Lima, ha sido la ubicación escogida por la Municipalidad para dejar las unidades llegadas el pasado lunes hasta Perú a bordo de un buque procedente de California que transportaba 11 locomotoras y 47 vagones para completar las 19 locomotoras diésel y 90 vagones adquiridos por el consistorio limeño a Caltrain.
Durante el acto de recibimiento de este segundo lote el pasado lunes en el puerto del Callao, el ultraconservador López Aliaga anticipó que esos trenes serían exhibidos en el Parque de La Muralla, de propiedad municipal, para que los habitantes de la capital peruana puedan contemplarlos y observar las unidades que, según el alcalde, el Gobierno se niega a poner en marcha.
«Hemos habilitado una zona almacenaje que inclusive va a ser una zona turística durante un tiempo para que toda la población de Lima puede ir a verlos y disfrutar la calidad de cómo se vive en otros países. Que no se lo malcuenten», dijo el alcalde, un empresario que tiene la concesión del tren que lleva turistas a la ciudadela inca de Machu Picchu.
Trenes con 40 años de antigüedad

Los trenes, construidos entre 1985 y 1987, estuvieron a servicios de Caltrain hasta finales de 2024, cuando los retiró para sustituirlos por modernas locomotoras eléctricas con cero emisiones de gases de efecto invernadero.
Algunos medios reportaron que los vagones llegaron a Lima con daños y desperfectos y el alcalde acusó a los periodistas de haber sido ellos quienes los dañasen a propósito.
El proyecto de la Municipalidad de Lima contempla establecer un tren de cercanías desde el centro de la ciudad hasta el distrito de Chosica, en el extremo este de la capital, y posteriormente con el puerto del Callao, a través de la única vía que atraviesa Lima, antigüamente utilizada para el transporte de personas y reservada casi en su totalidad para el transporte de trenes de carga con minerales procedentes de minas de la cordillera de los Andes.
En la actualidad únicamente hay una vía disponible, por lo que se requeriría construir una segunda vía para tener una mayor frecuencia de convoyes, así como la construcción de varias estaciones a lo largo de los aproximadamente 40 kilómetros.
La llegada del tren ha enfrentado al alcalde López Aliaga con el ministro de Transportes y Comunicaciones, César Sandoval, cuya carta ha marcado un plazo de unos 48 meses para realizar las obras y adecuaciones necesarias que permitan activar un servicio ferroviario de pasajeros de manera regular.
Ministro: «(Alcalde) ha hecho las cosas al revés»

«No hay vías, estaciones, paraderos, señalización ni cruces. Primero, debemos ver quién es el operador. Usted está en nada. Ha hecho las cosas al revés. Ha traído los trenes sin tener nada. Como el señor nunca ha trabajado en la gestión pública, se confunde», comentó Sandoval en una reciente entrevista a la emisora Exitosa.
En cambio, López Aliaga, que ya fue candidato presidencial en 2021 y que valora presentarse nuevamente en las elecciones de 2026, busca que el tren funcione de manera inmediata, aunque sea con una única frecuencia diaria al inicio.
El viernes pasado, la Municipalidad de Lima exigió a través de un comunicado el cambio del ministro de Transportes y Comunicaciones «ante la falta de voluntad y coordinación que sigue frenando el desarrollo de esta obra clave» y la «promulgación inmediata de un decreto de urgencia que permita acelerar los plazos y dar viabilidad legal al proyecto».
Asimismo, propuso que los trenes sean operados por dos años por la empresa Ferrocarril Central Andino (FCCA), la compañía que actualmente tiene la concesión de esa vía y que pertenece al empresarios Juan de Dios Olaechea, quien negoció con Caltrain, a nombre de la Municipalidad, y que tras anunciarse el acuerdo salió en medios públicos para opinar como experto independiente.
Durante esos dos años, el Ayuntamiento de Lima sugiere realizar un concurso público para tener un operador definitivo del tren que lo gestione por un periodo de 25 años, con doble vía y catorce estaciones a lo largo de todo el recorrido.