Tres novelas de tres progenitores que explican al mundo por qué sus hijos son diferentes

Imagen de archivo de varios niños con sus mochilas en un colegio. EFE/Bernardo Rodriguez

Madrid, 14 jun (EFE).- Un padre y dos madres cuentan en tres novelas la realidad que enfrentan sus hijos (un niño con autismo, otro con enfermedad degenerativa y un tercero con TDAH) y lo hacen para que el resto del mundo entienda su diferencia porque muchas veces son carne de ‘bullying’, más cuando acuden a un centro educativo ordinario.

‘Perfectamente imperfecta’ (Editorial Catedral), ‘Cartas a Alvarete’ (Editorial Vergara) y ‘Pequeño Zar y el bosque animado’ (Ediciones Eolas) son tres novelas, publicadas en 2025, que cuentan otras tantas realidades dramáticas pero desde una perspectiva constructiva e incluso de humor para que el lector vea con «ojos nuevos» lo que ellos viven día a día con sus hijos, a los que consideran extraordinarios.

 Una novela para poner en perspectiva el autismo

 «Hoy he ido a buscarte al colegio. El patio de tierra con la magnolia olía a pescado y vinagre. Los niños y las niñas se preparaban para salir, ordenados en fila. Tú no puedes esperar. No sabes esperar. Has venido a mí, sin mirarme, a paso acelerado.

—Nos persiguen, mamá».

 Este el comienzo de ‘Perfectamente imperfecta’, una novela de Carla Gracia, inspirada en su hijo, un niño de 10 años con altas capacidades pero un 50 % de discapacidad y un 70 % de dependencia, al que le diagnosticaron con 6 años un brote psicótico, que luego reveló el autismo.

 Gracia, doctora en Escritura Creativa por la Bath Spa University, escritora y guionista de ‘Cibercrims’ y del corto ‘Los que callan’, ganador de doce premios y nominado a los Goya, ya ha escrito varias novelas, pero esta es la primera donde aborda su historia, como madre, mientras acompaña a su hijo neurodivergente.

Una familia en la que todo parece estar bajo control (trabajo fijo, dos hijos y un marido encantador), pero un día, todo se tambalea y el hijo mayor, con apenas 6 años, entra en crisis: ataques de pánico, noches sin dormir y sensación de que alguien le persigue.

Carla Gracia escribió esta historia «como vía de escape» y para «poner en perspectiva» un inesperado diagnóstico de autismo y lo que conlleva.

Desvela que fue escribiendo este libro a golpe de emociones, en el móvil, a ratos libres, mientras su hijo estaba en terapia con la psicóloga.

  Cartas de un padre a su hijo con esclerosis

Álvaro Villanueva es el autor de ‘Cartas a Alvarete’, una guía emocional sobre lo que supone afrontar el diagnóstico de un niño con enfermedad degenerativa grave: una esclerosis tuberosa que provoca el crecimiento de masas tumorales benignas y que ha derivado en otras complicaciones como la poliquistosis renal y el síndrome de los genes contiguos.

Villanueva explica que el diagnóstico de su hijo llegó por sorpresa al año y medio de vida, hasta entonces todo era normalidad.

La lucha por mejorar y visibilizar la enfermedad de Álvaro, que ahora tiene 18 años, le llevó a escribir artículos en un diario nacional y un blog de éxito, que acabó finalmente en esta novela donde subraya «el poder transformador del amor».

También ha creado la Fundación AVA, que beneficia anualmente a un millar de familias y que toma el nombre de las iniciales de su hijo y de su significado en hebreo: «vida».

‘Pequeño Zar…’, para un hijo neurodivergente

   La periodista y escritora Marta del Riego es la autora de ‘Pequeño Zar y el bosque animado’, una novela que explica al lector cómo funciona el cerebro de los niños neurodivergentes para entender su comportamiento. Se trata de que les entiendan para que puedan tener amigos y no sean objeto de ‘bullying’.

  «Si un niño repite diez veces la misma pregunta o te contesta con maullidos cuando le saludas, no es un niño raro, es que ve el mundo de una manera distinta a la nuestra».

  El protagonista de ‘Pequeño Zar y el bosque animado’ está inspirado en el hijo de la autora, un niño diagnosticado con TDAH (Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad) a los 6 años, y que pasaba las clases debajo de una mesa en el pasillo de su colegio, un centro concertado donde los profesores eran incapaces de lidiar con su comportamiento disruptivo.

  Ahora va a un colegio para niños con necesidades especiales donde la atención le permite ir mejorando.

  «Quería meterme en la cabeza de un niño hiperactivo, donde suceden mil imágenes por minuto, y puede que cuando le estás hablando se imagine una invasión ‘zombie’ o que estalla un volcán».

  En ‘Pequeño Zar y el bosque animado’, el protagonista es un niño con TDAH, enganchado a las pantallas, que vive solo con su madre (una enfermera extenuada por turnos interminables).

  Un día su madre decide llevarlo al pueblo de los abuelos donde casi no hay cobertura. El ‘Pequeño Zar’ se pierde en el bosque y sobrevive gracias a una nutria, un urogallo y una osa con sus crías. La novela quiere trasladar el poder de la naturaleza para tranquilizar a los niños neurodivergentes.