Tusk impone controles fronterizos ante la migración irregular con el visto bueno de Berlín

El primer ministro de los Países Bajos, Dick Schoof (I) y el primer ministro polaco, Donald Tusk (D), se dan la mano antes de su reunión en la Cancillería del Primer Ministro en Varsovia, Polonia, el 7 de julio de 2025. (Países Bajos; Holanda, Polonia, Varsovia) EFE/EPA/Albert Zawada POLAND OUT

Berlín, 7 jul (EFE).- Polonia reintrodujo por 30 días desde este lunes controles en sus fronteras con Alemania y Lituania frente a la llegada a su territorio de migrantes irregulares, una medida bien recibida en Alemania, donde el canciller Friedrich Merz también ha endurecido su política migratoria, pero criticada por el vecino báltico.

El primer ministro polaco, Donald Tusk, anunció el pasado martes la medida, en cuya implementación trabajan desde hoy 800 agentes de fronteras, 300 policías, 200 efectivos de la gendarmería y 500 soldados de defensa territorial además de la inspección del transporte por carretera.

En Vilna, el primer ministro lituano, Gintautas Palucka, afirmó que la medida era algo que su país veía «negativamente», pues «se trata de una decisión unilateral de nuestros amigos polacos que crea considerables molestias e inconvenientes para las personas que viajan por Europa».

En Berlín, el portavoz del Ministerio del Interior Björn Bowinkelmann se refirió a los controles como «una señal importante para controlar la migración en las fronteras exteriores de toda la Unión Europea (UE)», lo que constituye «la única manera de alcanzar el objetivo común de organizar y contener la migración irregular».

Berlín pide coordinación

Bowinkelmann también puso de relieve la necesidad de actuar de forma «coordinada» entre las capitales europeas, algo de lo que dan cuenta los contactos entre los responsables de Interior de los países a uno y otro lado del río Óder, el alemán Alexander Dobrindt y su homólogo polaco, Tomasz Siemoniak.

Dobrindt y Siemoniak se verán precisamente el próximo día 18 de julio en la montaña bávara conocida como «Zugspitze», la más alta de Alemania con 2.962 metros, junto a sus homólogos de Francia, Austria, Dinamarca y la República Checa para abordar nuevas medidas con las que hacer frente al reto migratorio en el Viejo Continente.

En Alemania, el Ejecutivo de Merz defiende los controles endurecidos en las fronteras pues ya ofrecen «resultados positivos», según los datos del primer semestre del año.

De acuerdo con los datos publicados este lunes por la Oficina Federal de Migración y Refugiados, entre enero y junio un total de 72.818 personas solicitaron asilo en el país centroeuropeo, lo que supone una reducción del 49,5 % con respecto al mismo periodo del año anterior.

De fondo, la guerra híbrida de Bielorrusia

Tusk aún no puede ofrecer datos relativos a su medida, pero, según ha indicado, su intención es responder a la «cambiante situación migratoria», a los controles unilaterales de Berlín y ocuparse del flujo de migrantes que entra ahora al país a través de los bálticos después de que Varsovia levantara una barrera física que ha reducido en un 98 % la entrada de migrantes irregulares.

Esa barrera consiste en una valla de metal de cinco metros y medio que se extiende a lo largo de 186 kilómetros y que está dotada de una extensa red de alambre de espino y presencia militar las 24 horas del día.

Dado el éxito de esa infraestructura, una contramedida a la guerra híbrida puesta en marcha por el presidente de Bielorrusia, Alexandr Lukáshenko, que, entre otras cosas, promueve la llegada de inmigrantes de Oriente Medio, Asia Central y el norte de África hasta las fronteras de Polonia, el flujo de migrantes que pasa por Polonia llega desde los vecinos bálticos, según Tusk.

Reacción a los controles de Berlín

Su ministro de Asuntos Exteriores, Radoslaw Sikorski, señaló que si bien «los polacos quieren que Polonia tenga fronteras que estén controladas», también es cierto que Alemania comenzó sus controles sobre todos sus vecinos en octubre de 2023 y se suponía que eran controles temporales» aunque se han prolongado «demasiado tiempo».

«Finalmente, hemos tenido que reaccionar», adujo a cuenta de la medida germana, que también genera preocupación en Polonia en vista de los efectos que pueda tener sobre el espacio Schengen y la libertad de movimiento en el Viejo Continente.

Sobre esta preocupación, el presidente saliente de Polonia, Andrzej Duda, subrayó que la libertad de movimiento en Europa es «uno de los mayores bienes que pueden percibir los polacos de su presencia en la UE», aunque dar una respuesta a la entrada «por la fuerza» de migrantes al territorio de su país y hacer ver a los alemanes «la realidad» justificaba la medida de Tusk.

Berlín respondió a las preocupaciones polacas afirmando que no quiere controles duraderos, pero que los temporales seguirán en pie hasta que una solución europea haga «retroceder la inmigración irregular».