Madrid, 17 jun (EFE).- El que fuera jefe de la Unidad de Prevención de Extremismos Violentos de los Mossos de Esquadra, el intendente David Sánchez, ha desgranado este martes en el Congreso los factores que concurrieron y el diferente proceso de radicalización violenta que sufrieron los diez jóvenes integrantes de la célula de Ripoll que perpetró los atentados de Cataluña en 2017.
Sánchez, actualmente jefe de la comisaria del distrito barcelonés de San Martí, ha comparecido ante la comisión parlamentaria de investigación de los atentados de Las Ramblas y Cambrils (Tarragona) que el 17 de agosto de 2017 causaron 16 muertes.
Antes de someterse a las preguntas de los diputados, el responsable policial ha dado cuenta de las conclusiones de una investigación que él mismo dirigió en 2021 denominado proyecto Camins (caminos) sobre los factores clave en el proceso de radicalización violenta de los diez integrantes de la célula.
El intendente de los Mossos ha dejado claro que, independientemente de que Es Satty fuera el líder de la célula, su «referente» y con «una notable capacidad de influencia» no era «un líder sectario que inhibiera voluntades».
Es Satty no inició la radicalización de los jóvenes de Ripoll
«La elección de radicalizarse en el yihadismo y de acabar atentando fue una elección libre de cada uno de los miembros de la célula», ha enfatizado antes de señalar que Es Satty no inició los procesos de radicalización violenta del resto de miembros.
El responsable policial ha apuntado que el papel del imán fue más bien el de un «catalizador», sobre «algo» que ya estaba en marcha en cada uno de ellos en distinto estadio. «Él pone el fundamento espiritual, ideológico, y la consistencia a aquel proceso», ha añadido.
Respecto a las fases de esta radicalización, el compareciente ha distinguido que en el momento del ataque solo tres miembros – Youssef Aalla (muerto en la explosión de Alcanar), Mohamed Hichamy y Younes Abouyaaqoub (ambos abatido por los mossos)- estaban en el primer estadio de radicalización. «Les estaba generando ya ansiedad no cumplir con su mandato de atentar», ha resumido gráficamente.
En una segunda fase, ha continuado, se situaban Omar Hichamy y Mohamed Houli -condenado y que compareció en el Congreso engrilletado-, en tanto que El Houssaine Abouyaaqoub, Said Alla y Moussa Oukabir se sitúan en un estadio incipiente de su proceso de radicalización violenta, y Driss Oukabir, el mayor en edad, presenta un proceso menos condicionado al grupo.
Factores que impulsan la radicalización
Ante la comisión, Sánchez también ha desgranado los denominados factores «de predisposición», entre los que se encuentran una vulnerabilidades de desarrollo familiar y afectivo.
Según el estudio, los integrantes también comparten, aunque en diferente medida, la percepción de «agravio» o «injusticia» recibida por su origen, una condición que se cumple en la mayoría de procesos de radicalización de cualquier tipo.
Otro factor es la edad, situada en la posadolescencia y, por tanto, en «una apertura cognitiva».
«Están especialmente receptivos a nuevas socializaciones como fue el caso de Es Satty», ha apuntado el responsable policial, que también ha incluido las relaciones familiares y de amistad previas, por lo que el grupo existía desde la infancia sin que tuviera nada que ver con el yihadismo.