Un bravo utrero de Montealto salva el segundo y deslucido duelo de novilleros en Zaragoza

El novillero Javier Zulueta sufre una cogida durante la segunda novillada de la Feria de San Jorge de Zaragoza. EFE/ Javier Cebollada

Paco Aguado

Zaragoza, 22 abr (EFE).- El bravo utrero de Montealto jugado en último lugar levantó el que hasta ese momento, a causa del descastamiento de sus hermanos, estaba siendo este martes un deslucido mano a mano entre novilleros punteros, el segundo ya de esta feria de San Jorge de Zaragoza, que se saldó con una solitaria oreja para Javier Zulueta precisamente de ese mismo ejemplar.

Había pasado poco y hubo, por tanto, poco que destacar en la lidia de los cinco primeros novillos de la divisa madrileña, básicamente porque todos acusaron una notable falta de raza que les hizo acudir a los engaños sin apenas celo o saliéndose distraídos de los embroques, cuando no se rajaban o volvían grupas hacia las tablas.

Pero en cuanto asomó en el ruedo ese novillo “de la jota”, la que suena siempre en esta plaza a la salida del sexto, la decoración cambió por completo, ya por las finas hechuras que lució el castaño, muy distintas a las de los otros cinco, pero sobre todo por la forma en que puso la cara abajo al rematar en los burladeros.

Tras un discreto saludo a la verónica de Javier Zuluelta, el de Montealto acudió con alegría y descolgando su cuello al caballo de Rafael Morales ‘Carioca’, que se lució al hacer la suerte que precedió a un tercio de banderillas en el que ‘Puchero’ mantuvo su codicia, hasta el punto de perseguir hasta la misma barrera, y golpear duramente, al subalterno Manuel Reyes, que luego le clavó un buen tercer par por el que le obligaron a saludar una fuerte ovación.

Ese extendido derroche de bravura hizo que se acogiera con expectación el inicio de faena del novillero sevillano, que consistió en unos elevados pases de telón que el novillo tomó con espectacular fuerza, antes de llevárselo a los medios, que era donde mejor iba a lucir la buena casta del animal.

Dos tandas con la derecha aseadas y sin demasiada apuesta de Zulueta precedieron al verdadero meollo del trasteo, otras dos tandas con la mano izquierda, especialmente la primera, en la que acertó a enganchar las embestidas por delante y con los vuelos de la tela, potenciando como merecía así esa brava entrega del de Montealto, que siguió el engaño con el hocico abajo hasta el final de los pases.

En cambio, en el último tramo no apostó tanto el novillero de Sevilla, que volvió a un toreo de menos compromiso antes de unos bonitos adornos y, eso sí, también de volcarse por completo en la estocada para amarrar el triunfo, que le llegó en forma de una oreja tras ser zarandeado duramente, aunque sin consecuencias, por un novillo que sacó su casta hasta el último momento.

Antes Zulueta se había mostrado compuesto y medido con un primero de su lote que se dio a la huida a tablas apenas le abrió faena y con un cuarto que duró algo más, aunque con unas embestidas aplomadas e insulsas que el hispalense manejó con aseo.

El mismo comportamiento, sin apenas diferencias, tuvieron los tres ‘montealtos’ que sorteó Marco Pérez, el precoz novillero salmantino que tomará la alternativa en apenas un mes. Pero, en este caso, más allá de las pocas opciones que tuvo delante, no se le apreciaron  grandes avances en la técnica del mejor toreo, el de más sinceridad.

Casi siempre despegado en los cites y con muletazos rápidos y cortos para desplazar hacia afuera las embestidas, cuando no buscando la comodidad de la pala del pitón, Marco Pérez se manejó con una poco comprometida habilidad como base de unos trasteos con algunos momentos aislados medianamente brillantes, con pases cambiados o de rodillas, que no ayudaron a compensar los defectos.

Con todo, el público quiso premiar su largo empeño con el descastado quinto, prácticamente un toro por su volumen y cuajo, una vez que, por primera vez en la tarde, acertó a meter la espada de un único intento, mérito que, en cambio, no quiso valorar la presidencia.

FICHA DEL FESTEJO

El novillero Javier Zulueta corta una oreja durante la segunda novillada de la Feria de San Jorge de Zaragoza. EFE/ Javier Cebollada

Seis novillos de Montealto, de buena presencia, sin mucho aparato en las cabezas y algo bastos de hechuras. Salvo el sexto, el de más fino trapío, que fue bravo y codicioso, el resto resultaron muy deslucidos por su descastamiento, distraídos y sin celo, cuando no rajados, en los primeros compases.

Marco Pérez, de blanco y plata con remates negros: dos pinchazos hondos y estocada (silencio tras aviso); dos pinchazos, estocada delantera perpendicular y tres descabellos (silencio tras aviso); y estocada tendida desprendida (vuelta al ruedo tras petición de oreja).

Javier Zulueta, de rosa palo y oro: estocada trasera (ovación); pinchazo y estocada desprendida (silencio tras aviso); y estocada delantera (oreja).

El picador Pedro Morales, derribado por el segundo novillo, fue atendido en la enfermería de un traumatismo en el hombro derecho, con posible fractura de húmero, de pronóstico reservado. Su familiar Rafael Morales, en cambio, fue muy aplaudido al picar al bravo sexto, tras cuyo tercio de banderillas saludó Manuel Reyes.

Al finalizar el paseíllo se guardó un minuto de silencio por el fallecimiento del papa Francisco.

Tercer festejo de la miniferia de San Jorge, con algo más de un cuarto del aforo cubierto (unos 3.000 espectadores).

El novillero Marco Pérez lidia el tercer toro de la tarde durante la segunda novillada de la Feria de San Jorge de Zaragoza. EFE/ Javier Cebollada