Jose Oliva
Barcelona, 18 ago (EFE).- Un monumental ‘Diccionario Buñuel’ con 500 entradas y más de 750 páginas suple «la ausencia de una biografía completa» de Luis Buñuel, publicado ahora coincidiendo con el 125 aniversario de su nacimiento y realizado a cuatro manos por Jordi Xifra y Manuel Fructuoso.
Xifra, catedrático del departamento de Comunicación de la Universidad Pompeu Fabra y director del Centro Buñuel Calanda (Teruel) desde 2016, ha explicado en una entrevista con EFE que el proyecto comenzó con el trabajo previo que había hecho Manuel Fructuoso, «un apasionado de Buñuel, ya jubilado, que ante la imposibilidad de afrontar una biografía, decidió publicar un blog con entradas relacionadas con el cineasta».
Cuando Xifra le planteó la idea de un diccionario, Fructuoso, que entonces estaba saturado de Buñuel, se animó y decidieron realizarlo juntos partiendo de las entradas que había creado en el blog.
La pretensión del ‘Diccionario’, que ha editado Prensas de la Universidad de Zaragoza en su colección ‘Luis Buñuel. Cine y Vanguardias’, es ofrecer «el todo Buñuel», si bien Xifra admite que quedan muchas «lagunas» de su vida por cubrir, porque «muchas de las cosas que se saben vienen de declaraciones, a menudo, mentiras y contradictorias».
Xifra expresa su deseo de que «aparezcan documentos relacionados con su trabajo para la Segunda República, de su exilio americano, que acrediten algunas informaciones que aparecen o algunos rumores sobre su papel como espía para el Gobierno de la República».
Desaparecida la versión estalinista de ‘La edad de oro’
Sobre su obra, se conoce prácticamente todo y sus películas están bien conservadas, pero, por ejemplo, «nunca se ha encontrado un montaje que Buñuel hizo de ‘La edad de oro’ pensado para ser distribuido en la Rusia estalinista, que se titulaba ‘En las gélidas aguas del cálculo egoísta’, que algunos directores de cine dijeron haber visto y del que habla André Breton en ‘El amor loco'».
Aparte de este montaje, faltaría quizá, según Xifra, «algunos guiones o sinopsis de proyectos que nunca realizó, pero las principales lagunas están en su vida personal, momentos cruciales de los cuales no le gustaba hablar».
Xifra trabaja actualmente sobre el montaje que Buñuel hizo de ‘El triunfo de la voluntad’ de Leni Riefenstahl, que muestra el desarrollo del congreso del Partido Nazi en 1934 en Nuremberg: «No hay ningún documento que lo acredite como autor de ese remontaje, si siguió las pautas del gobierno Roosevelt, por qué eliminó determinadas escenas y no otras y qué paralelismos hay con el documental ‘España leal en armas’ que supervisó por encargo del gobierno republicano».
Entre las cuestiones inéditas que aporta este ‘Diccionario’ el coautor destaca «la comparativa entre la obra original y las adaptaciones que hizo Buñuel, o una entrada dedicada a los finales de sus películas, o algunas referencias de la correspondencia».
Nuevas aportaciones llegarán con la próxima publicación de la correspondencia del director aragonés con Lulú Jourdain, esposa del pintor Hernando Viñes, matrimonio con el que Buñuel mantenía una estrecha amistad.
En una de las entradas del libro se incluyen los proyectos de Buñuel, algunos de los cuales se quedaron en una simple sinopsis, como «una aproximación biográfica a Francisco de Goya, adaptaciones para la gran pantalla de ‘Don Quijote de la Mancha’, ‘Johnny cogió su fusil’ o la lorquiana ‘La casa de Bernarda Alba'».
Hay entradas curiosas, como sus novias y amantes; la receta del famoso cóctel ‘buñueloni’, que no era otra cosa que «un simple plagio del Negroni», como él mismo reconocía; o su afición a las armas, que «montaba, desmontaba y limpiaba en su casa entre rodajes, y que por eso decía que le gustaba tanto el filme ‘La caza’ de su amigo Carlos Saura, o la razón de que en sus filmes aparezcan armas, como en ‘La joven’, donde se encuentran en cada escena».
Buñueliano, sinónimo de provocador y surrealista
Para Xifra, el adjetivo buñueliano ha perdido todo sentido en el siglo XXI, porque «buñueliano era sinónimo de provocador, surrealista y hoy casi significa ser un romántico, porque ya nada provoca», y sobre la vigencia de Buñuel se muestra desesperanzado.
«Desgraciadamente, hoy interesa a cuatro locos, cuesta mucho que se reediten sus películas en grandes colecciones y, sin embargo, su miedo a la sobrepoblación del planeta o a la desinformación, que aparece en la entrada dedicada a los cuatro jinetes del Apocalipsis está hoy a la orden del día».
En relación a ‘Mi último suspiro’, las memorias de Buñuel escritas por uno de sus más estrechos colaboradores, Jean-Claude Carrière, Xifra piensa que «no son fiables desde el momento en el que hay una persona interpuesta en la redacción, y prueba de ello es que situó a Andrzej Wajda como uno de sus directores favoritos, algo improbable, pero la explicación es que Carrière había trabajado con el polaco en el filme ‘Danton'».
Xifra se muestra esperanzado en que algún día haya una biografía completa de Buñuel, que concluya el trabajo iniciado por Ian Gibson en 2013, «una ausencia que dice poco de nuestro país, como tampoco hay una gran biografía de Dalí o de Lorca, porque si hubieran sido franceses el resultado sería muy distinto».
El director del Centro Buñuel de Calanda cree que «para la historia del cine Buñuel ha quedado como uno de los grandes cineastas, aunque sus películas nunca aparezcan en las encuestas sobre los grandes títulos».