Un día sin móvil: los jóvenes aprovechan para desconectar, los mayores se pegan a la radio

Una mujer escucha la radio durante el apagón en el suministro eléctrico. EFE/ Blanca Millez

Barcelona, 29 abr (EFE).- La caída de telecomunicaciones por el peor apagón eléctrico en la historia de España obligó ayer a dejar el móvil por un día y a buscar otras distracciones: los más jóvenes aprovecharon para desconectar del mundo digital leyendo y durmiendo, mientras que los mayores se pegaron a la radio y recordaron “tiempos de su época”.

Un día después del apagón, la gente cuenta a EFE dónde estaban y qué hacían en el momento en el que se fue la electricidad, con una especial brecha intergeneracional entre los más jóvenes, que muchos se pasaron la tarde haciendo la siesta y leyendo, y los mayores, que no se podían despegar de la radio con pilas.

La mayoría de jóvenes y adolescentes se encontraban en los institutos y universidades cuando se produjo el apagón eléctrico, y en muchos centros se suspendió la actividad académica a partir del mediodía.

Teo estaba en el instituto haciendo clase de inglés cuando se les paró el audio del ‘listening’ justo a la mitad del ejercicio y se fueron a casa a la hora de siempre, aunque sin hacer la mayoría de clases por no poder usar los ordenadores.

Como se había dejado las llaves de casa, al llegar al portal de su casa Teo trató de llamar al interfono, pero no funcionaba y su padre no le escuchaba desde el piso, así que se fue a hacer deporte al aire libre.

Al volver hacia su casa, se encontró a sus amigos con los que no había podido contactar y decidieron ir a dar una vuelta hasta que anocheciera: “Fue un día interesante, me gustó desconectar de los móviles y ver tanta gente estirada en los parques leyendo”, ha explicado a EFE.

Julián, un chico de Mallorca que estudia en la Universidad Pompeu Fabra (UPF), recuerda que entró al baño a lavarse las manos con las luces encendidas y salió “con todo a oscuras”, un momento inicial que fue “un poco extraño”, añade.

Una vez pudo volver en autobús a la residencia donde vive, Julián explica que estuvo “muy tranquilo” toda la tarde, y aprovechó para leer un poco y, sobre todo, hacer una siesta “especialmente larga” hasta que ya le funcionó el internet justo antes de cenar.

Lara, otra chica universitaria, vio que no había electricidad en casa al no poder ver un vídeo en YouTube, pero por suerte se enteró de que se trataba de un apagón generalizado porque su madre tenía una radio con pilas.

“Te das cuenta de lo dependientes que somos de las comunicaciones, especialmente los jóvenes, pero a la vez está bien hacer una pausa del ritmo de vida tan rápido que llevamos y aprender a valorar lo que tenemos”, sugiere Lara, que señala que la situación fue “un poco agobiante” hasta saber qué pasaba exactamente.

Los mayores se refugian en la radio

Joan, que vive en la planta 15 de un edifico de pisos, relata que se generó “muy buena convivencia” porque se cruzaban todos por las escaleras y los rellanos, y los vecinos les ayudaban con la compra, ofreciéndose también a que pasaran a sus casas a descansar y coger fuerzas.

“No soy muy de móvil, pero lo eché de menos”, explica a EFE Joan, que admite que estuvo “pegado” a la radio, e incluso dejó algunas que le sobraban por casa a algunos vecinos para que estuvieran informados de las novedades.

Un matrimonio de jubilados, Santiago y Maria Dolors, también señalan la odisea que vivieron teniendo que subir 92 escalones hasta el quinto piso en el que residen puesto que no tuvieron otra opción más que ir subiendo poco a poco resignados por la situación.

Maria Dolors, que a veces “lanzaría el móvil contra la pared”, se define como una “adicta a la radio” y asegura que estuvo escuchándola todo el día, recordando “tiempos de su época”.

Jan Téllez Asensio