Cracovia (Polonia), 1 jun (EFE).- Un empate técnico en los sondeos de las elecciones presidenciales en Polonia, que conceden una mínima ventaja al candidato nacionalista y ultraconservador Karol Nawrocki sobre el liberal y proeuropeo Rafal Trzaskowski, dejó este domingo en vilo al país sobre el rumbo que tomará: a favor de la agenda reformista del Gobierno de Donald Tusk o vetarla desde la poderosa jefatura del Estado.
Los dos sondeos efectuados a pie de urna tras la segunda vuelta de las presidenciales, otorgaban nada más al cerrar los colegios electorales a Trzaskowski, actual alcalde de Varsovia, una ligera ventaja de entre un 50,17 % y un 50,3 % frente Nawrocki (49,7 % – 49,83 %), un historiador apoyado por el ultraconservador partido Ley y Justicia (PiS).
Sin embargo, dos horas después, el ultraconservador había adelantado a Trzaskowski con un 50,7 % frente a un 49,3 % de los votos, según Ipsos.
En unas elecciones tan reñidas, la movilización del electorado era clave, algo que ambos candidatos consiguieron al registrarse una participación de más del 71 %.
Aún así, hasta que el lunes la Comisión Nacional Electoral publique los datos preliminares, no se sabrá quién será a partir de agosto próximo el sucesor del ultraconservador Andrzej Duda, respaldado por el PiS y que no ha dudado en vetar las reformas liberales de la coalición encabezada por Tusk, que apoya a Trzaskowski.
Los dos candidatos cantan victoria

De esta manera, ambos candidatos se proclamaron ganadores de los comicios.
“Seré el presidente de todos los polacos y polacas, seré vuestro presidente”, aseguró Trzaskowski.
Consciente de la incertidumbre que aún planea sobre el resultado, el alcalde de Varsovia, que perdió en 2020 precisamente contra Duda por un 2 % de diferencia en los votos, señaló que ganó, “aunque será por los pelos”.
Por su parte, Nawrocki se mostró igual de esperanzado, y afirmó que “ganaremos y salvaremos a Polonia”.
El nacionalista aseguró que el recuento final le dará la razón y acabará “con el Gobierno de Donald Tusk y su monopolio de poder maligno (…) que nos arrebata nuestros grandes sueños y aspiraciones”.
Nawrocki apuesta por una abrumadora victoria en los pueblos polacos, donde tiene sus grandes bastiones y donde el recuento es más lento que en las ciudades.
En las grandes urbes Trzaskowski es el claro ganador, según los sondeos.
El presidente de la Comisión Nacional Electoral, Sylwester Marcianik, señaló que ahora mismo no ve ningún riesgo de que tenga que haber un recuento del resultado final dada la diferencia de solo 120.000 votos entre un aspirante y otro, salvo que se registren denuncias en los próximos 14 días y una corte así lo decida.
El desenlace final tendrá profundas implicaciones para el panorama político polaco.
Reformas sí o reformas no

Si Trzaskowski, de 53 años, gana, siendo una figura central de la coalición de Gobierno de Tusk, es previsible que trabaje en sintonía con el Ejecutivo y facilite la implementación de su agenda reformista.
El actual alcalde de Varsovia ha prometido impulsar reformas como la liberalización del aborto, las uniones civiles y revertir las reformas judiciales del PiS, además de buscar una relación más estrecha con Bruselas.
Por el contrario, una victoria de Nawrocki, apoyado por el PiS, que es la principal fuerza opositora, significaría un poder presidencial dispuesto a utilizar el veto para impedir una gestión de gobierno eficaz de Tusk y un posible estancamiento de su agenda.
El presidente polaco tiene el derecho de veto legislativo, puede enviar leyes al Tribunal Constitucional, cuyos miembros fueron nombrados en su mayoría por parlamentos dominados por el PiS, es comandante en jefe de las Fuerzas Armadas y debe aprobar todos los nombramientos importantes, como los embajadores.
Nawrocki, de 42 años y un recién llegado a la política con un perfil euroescéptico, ha adoptado posiciones más duras en temas como la inmigración, afinidad con el Gobierno de Donald Trump, del que recibió su apoyo, y ha mostrado reticencias hacia la integración de Ucrania en la OTAN.
Su elección podría generar un periodo de cohabitación conflictiva similar al que vive el Gobierno de Tusk desde 2023 con Duda.
Los sondeos reflejan así la existencia de “dos Polonias”, una tendiendo a la vertiente proeuropea y liberal, y otra ultraconservadora, que, repartidas en dos diferentes poderes del Estado, son difíciles de conciliar.
Miguel Ángel Gayo Macías