Ciudad de Panamá, 27 ago (EFE).- Los conflictos geopolíticos tienen un efecto negativo en el comercio marítimo mundial y esta situación se erige como el principal desafío de la Organización Marítima Internacional (OMI), afirma su secretario general, el panameño Arsenio Domínguez.
Crisis como la del mar Rojo son producto de «aspectos geopolíticos que están fuera de nuestro control, pero que tienen un efecto negativo dentro del transporte marítimo», dice Domínguez y destaca que, globalmente, el tema de la seguridad marítima es «el principal desafío» que enfrenta el ente de las Naciones Unidas.
«Nosotros no estamos capacitados, los buques comerciales no están capacitados para defenderse de este tipo de ataques y es por esto que hay mucha más interacción y sinergias que estoy estableciendo con diferentes organismos de Naciones Unidas, con los países miembros de la organización (OMI), para abordarlos», afirma Domínguez, durante un encuentro con periodistas en el marco de una visita esta semana a Panamá.
En julio pasado rebeldes hutíes del Yemen hundieron con misiles a dos buques mercantes en el mar Rojo, en el marco de la campaña que mantienen contra las navieras que transportan mercancías para Israel, lo que supuso una escalada significativa en sus operaciones navales y puso de relieve su creciente capacidad para perturbar la actividad marítima en una de las vías navegables más importantes del mundo.
En ese ataque «perdimos la vida de cinco personas», dice Domínguez, que agrega que hay «seis marinos» que siguen siendo rehenes de los hutíes.
El abordaje de la crisis en el mar Rojo

Frente a la crisis del mar Rojo, la OMI impulsó, en primer lugar, el desvío de los buques de esa ruta hacia el Cabo de Hornos.
Esta ruta alternativa «extiende el periodo de tránsito, lo que es negativo para la gente de mar, para las emisiones de carbono. Sin embargo, la seguridad a bordo, particularmente en las personas, siempre es el primer objetivo» de la OMI, destaca su secretario.
«El segundo aspecto han sido las evaluaciones de seguridad que se les ha pedido a todos los operadores y armadores antes de tomar la decisión de si transitan o no por el mar Rojo. Y esto han sido orientaciones que nosotros hemos elaborado conjuntamente con la industria marítima», señala.
Y el tercer punto han sido «las acciones que han tomado varios países de enviar flotas navales a proteger el mar Rojo y a darle asistencia a los buques».
«Tenemos otros aspectos, aparte de estos tres en particular, que van en la forma en la que la Federación que representa a los trabajadores marítimos viene abordando los aspectos de seguridad» y la capacidad de «la gente de mar de objetar o pedir ser desembarcados antes de que un buque transite por el mar Rojo si no se sienten seguros en ese aspecto. Pero venimos manteniendo muchas conversaciones con los países de la región y otros países que pueden también intervenir y participar activamente en buscar las soluciones», agrega.
Déficit de personal capacitado
Estas situaciones de seguridad podrían ser otro obstáculo para superar el problema del déficit de personal especializado en el sector.
«Es cierto que existe un déficit en cuanto a personal capacitado para que trabaje a bordo de los buques. Por eso estamos trabajando dentro de un programa de cooperación técnica y de capacitación en la Organización, particularmente asistiendo a los países en desarrollo», afirma.
La OMI trabaja además «junto con la Cámara Marítima Internacional y la Federación de los Trabajadores del Sector Marítimo a nivel internacional, llevando a cabo medidas de evaluación sobre cómo nosotros podemos abordar el atraer personal nuevo y joven», entre otras iniciativas.
«Tenemos bastantes lecciones de cómo mejorar este proceso. Los aspectos sociales no los abordamos directamente en la OMI, pero nosotros trabajamos muy de cerca con la Organización Internacional de Trabajo», añade.