Isabel Saco

Ginebra, 10 jul (EFE).- Dos equipos venezolanos han participado en la etapa final del concurso juvenil de robótica en el marco de la Cumbre de la Inteligencia Artificial para el Bien Común y uno de ellos -los «Spartans»- ha obtenido en Ginebra el primer puesto en la categoría junior.
En la primera fase de la competencia ambos grupos tuvieron que destacar entre 7.500 chicas y chicos de decenas de países, entre los cuales sólo 120 -la gran mayoría de Africa- consiguieron una invitación para concurrir a la fase definitiva del concurso, organizado por la Unión Internacional de Telecomunicaciones, una agencia de Naciones Unidas especializada en tecnología.
Representando al colegio Guayamurí, en isla Margarita, los «Spartans» llegaron ya con experiencia en arenas internacionales, tras haber estado en los mundiales de robótica de Turquía y Panamá.
Hassan Hammoud, de 15 años, habló con EFE por el equipo que forma con Manuel Hakencie y David Rosario, quienes ultimaban en sus computadoras los detalles de una de sus últimas presentaciones ante el jurado de la Cumbre.
A los tres los unió el interés compartido por los lenguajes de programación y el ensamblaje, que habían descubierto jugando con piezas de lego siendo más pequeños, recordó el adolescente.
Un poco más grandes llegaron a los robots y, cuando se encontraron con algún lenguaje de programación que les dio problemas, decidieron contratar un profesor privado que se los explicara. Luego continuaron con su camino de autodidactas.
Su próximo objetivo internacional es lograr un cupo para las próximas Olimpiadas de Robótica en Singapur, a donde también desean llevar la bandera de Venezuela.
«Tenemos un gran sentimiento de orgullo y emoción por representar a Venezuela», aseguró Hammoud
Un segundo equipo venezolano, procedente de la localidad de Lechería, en el estado de Anzúategui, llegó a las finales del concurso en Suiza, en el cual el desafío consistía en construir prototipos de robots capaces de intervenir en situaciones de desastres naturales.
Su misión era llegar a la zona de los daños, identificar de forma autónoma a los refugiados y heridos para trasladar a los primeros a albergues y a los segundos hasta áreas de atención médica, sin confundir a unos con otros.
Ashley Brazón, de 18 años, es la única mujer en los equipos venezolanos llegados a Ginebra y recordó que cuando empezó a familiarizarse con la robótica, teniendo 15, ninguna de sus amigas quiso seguirla, pero eso no le importó porque sentía una verdadera pasión por esta disciplina científica, según comentó a EFE.
«Al año siguiente se metieron una cantidad gigante de niñas a las que también les encantaba la robótica, pero que habían tenido miedo de ser juzgadas o de no saber cómo les iba a ir solo por el hecho de ser mujeres», recuerda la joven, quien planea en breve iniciar estudios universitarios de robótica mecatrónica.
Para Ashley y sus compañeros Gustavo Valenzuela y Lixer Cen tampoco es la primera competencia internacional a la que han tenido oportunidad de acudir, pues antes también estuvieron en el Mundial de Robótica de Panamá.
Posteriormente se incorporó Alessandro Fabriani al equipo, que al estar compuesto de jóvenes que han terminado el colegio se han presentado en el concurso de la Cumbre de la Inteligencia Artificial como «independientes» y en la categoría senior (15-18 años).
Los jóvenes comentaron que el nivel que encontraron en Suiza fue muy exigente y que uno de los proyectos que más les llamó la atención fue el presentado por Corea del Sur, que en lugar de dos robots planteó su sistema de rescate con tres robots, usando el tercero de éstos para coordinar a los restantes y evitar errores.
Respecto a su visión de la inteligencia artificial, Ashley opinó que «es uno de los mejores inventos del siglo XXI» y que para sacarle provecho hay que aprender utilizarla bien y sin miedos, pero con cautela, nunca permitiendo que reemplace el trabajo y la reflexión humana, sino como un complemento.