Pamplona, 19 may (EFE).- Un estudio realizado por especialistas de la Clínica Universidad de Navarra (CUN) ha demostrado los beneficios de combinar las pruebas PET de amiloide y el PET de FDG para identificar mejor qué pacientes con deterioro cognitivo leve tienen mayor riesgo de desarrollar a corto plazo demencia asociada a la enfermedad de Alzheimer.
En una nota la CUN explica que el PET de amiloide es una prueba de neuroimagen que detecta la presencia en el cerebro de esta proteína, uno de los principales marcadores de la enfermedad de Alzheimer y puede aparecer hasta 20 años antes de que se manifiesten los primeros síntomas cognitivos.
Por otro lado, el PET de FDG sirve para medir el consumo de glucosa del cerebro y para comprobar si hay áreas de este órgano que están funcionando mal por un menor gasto de esta sustancia.
Según el director del Servicio de Medicina Nuclear de la Clínica, Javier Arbizu, “estas dos herramientas son valiosas y complementarias, ya que nos ayudan a predecir la progresión del alzhéimer. Además, al ser una técnica diagnóstica no invasiva, es fácil de realizar y permite tomar imágenes del cerebro del paciente para determinar la carga de placas de amiloide y la degeneración de las neuronas”.
El estudio incluye los casos de 145 pacientes a los que se les realizaron estas pruebas en una etapa temprana de su enfermedad. A todos ellos se les realizó un seguimiento entre 2013 y 2021, después de ser divididos en cuatro grupos en función de los resultados obtenidos.
La neuróloga de la CUN Beatriz Echeveste explica que “los resultados han mostrado que, si el paciente presenta un PET de amiloide positivo, sabrá con casi toda certeza que tendrá alzhéimer en el futuro. Además, si su PET FDG también resulta positivo, lo desarrollará antes”.
Por el contrario, quienes obtengan resultados negativos en ambas pruebas tendencia a mantenerse estables en el desarrollo de su deterioro. “Por eso, podemos afirmar que es importante utilizar ambas técnicas de diagnóstico de manera conjunta para que tanto los pacientes como su familia conozcan la previsión cuanto antes”, ha indicado.
De la enfermedad de Alzhéimer se detectan 40.000 nuevos casos al año en España. Pese a no tener cura, existen medicamentos que pueden ayudar a controlar los síntomas y, en algunos casos, a ralentizar su progresión.
Entre estos tratamientos destacan los fármacos antiamiloides, que buscan reducir la acumulación de esta proteína en el cerebro y retrasar el deterioro cognitivo que se produce en las fases tempranas de la enfermedad.
Por ello, Echeveste advierte de que “conocer la presencia de esta proteína en el cerebro y su influencia puede servirnos para establecer líneas terapéuticas que eviten la progresión de esta patología”.