Barcelona, 1 ago (EFE).- Un estudio del Hospital del Vall d’Hebron de Barcelona muestra los beneficios sobre la microbiota de una dieta rica en fibra, con verdura, fruta, legumbres y cereales integrales.
El trabajo lo ha liderado un equipo del Vall d’Hebron Instituto de Investigación (VHIR), y se ha publicado recientemente en la revista npj Biofilms and Microbiomes.
En el estudio han participado un millar de personas de diferentes comunidades y ha consistido en analizar la microbiota de los participantes en función de la dieta, el estilo de vida y el lugar de residencia.
La investigación muestra que la alimentación influye en la diversidad y composición de la microbiota y, por lo tanto, en la salud.
Las recomendaciones nutricionales
Uno de los objetivos del estudio del VHIR ha sido entender cómo las recomendaciones nutricionales pueden influir en la microbiota, y los resultados muestran diferencias en la dieta y la microbiota según las características personales, como la edad, el género y también el lugar de residencia.
El trabajo ha contado con la participación de 1.001 personas sanas de todas las comunidades autónomas, divididos en cuatro regiones: mediterránea, norte, interior, e islas.
Los participantes han respondido unos cuestionarios con datos personales, y también información sobre la dieta en el momento de inicio del estudio, seis y doce meses después.
En total, se recolectaron más de 2.000 perfiles de dieta entre todos los participantes, que también dieron muestras de heces para analizar la microbiota intestinal.
En total, se analizó el microbioma de 500 de estos participantes sanos y se comparó con el de otras 321 personas con enfermedad inflamatoria intestinal (EII).
El equipo ha estudiado previamente esta patología y ha mostrado que hay una alteración en la composición y diversidad de la microbiota presente en el intestino (disbiosis).
Los resultados del análisis muestran que tener una dieta sana, según las recomendaciones de los expertos, se asocia a un mejor microbioma.
Por ejemplo, dietas ricas en nueces, frutas y verduras se relacionaban con una mayor diversidad de la microbiota y menos disbiosis asociada a la EII.
En cambio, los dulces, el pan blanco o los refrescos se relacionan con menos diversidad en la microbiota y, por lo tanto, más similitud a la EII.
Los investigadores han identificado que la dieta no solo afecta a la diversidad, sino también a la composición de la microbiota.
Una dieta sana se asocia a bacterias relacionadas con el mantenimiento de la barrera intestinal, y también con bacterias de efecto antioxidante.
Diferencias según edad, género y lugar de residencia
Con el objetivo de entender las diferencias según las características personales, se estudió la relación según la edad o el género, y se observó que, en general, las personas de edad más avanzada tienen una mejor dieta (más consumo de pan integral, nueces, frutas…).
Se ha demostrado que los hombres consumen más comidas preparadas y bebidas alcohólicas y menos pan integral o verduras que las mujeres, y esto se reflejaba en tener una microbiota más o menos alterada.
También se han identificado diferencias según el lugar de residencia y, por ejemplo, las zonas del interior de España muestran un patrón de dieta más sana, sobre todo con un mayor consumo de legumbres, las cuales tienen muchos beneficios para la salud porque son ricas en nutrientes y compuestos como proteínas, fibra, vitaminas y minerales.