Un legado contra el olvido: París reivindica a las mujeres en la historia tras los Juegos

París conmemora el aniversario de los Juegos Olímpicos de 2024 sacando a la calle las estatuas doradas de mujeres ilustres como Simone de Beauvoir, Olympe de Gouges, Simone Veil o Alice Milliat, que fueron protagonistas de la ceremonia inaugural vista por cerca de 5.000 millones de personas en todo el mundo. EFE/ Isabel Rodríguez Ramiro

París, 30 jul (EFE).- En una ciudad que presume de ser la capital mundial del arte, la visibilidad femenina en el espacio público sigue siendo una asignatura pendiente. De las cerca de 300 estatuas públicas que ocupan plazas, parques y calles de París, solo alrededor de 40 representan a mujeres, un 13 % del total.

París conmemora el aniversario de los Juegos Olímpicos de 2024 sacando a la calle las estatuas doradas de mujeres ilustres como Simone de Beauvoir, Olympe de Gouges, Simone Veil o Alice Milliat, que fueron protagonistas de la ceremonia inaugural vista por cerca de 5.000 millones de personas en todo el mundo. EFE/ Isabel Rodríguez Ramiro

Para comenzar a corregir esa desigualdad simbólica, la capital francesa ha instalado en la calle de la Chapelle, en el distrito XVIII parisino, diez imponentes figuras doradas de casi cuatro metros de altura que homenajean a mujeres pioneras que marcaron la historia en distintas disciplinas y épocas.

Estas esculturas forman parte del legado artístico y cultural de los Juegos Olímpicos de París 2024, ya que durante la ceremonia inaugural emergieron de forma simbólica a las orillas del río Sena, reivindicando la importancia de la memoria femenina en un evento de resonancia global.

Tras la cita olímpica, han encontrado un hogar en la calle de la Chapelle, una zona completamente renovada para los Juegos, con el estadio Adidas Arena, construido especialmente por los Juegos y un paseo peatonal que combina deporte y cultura.

«Desde el lado feminista, claramente comprometido y muy, muy político, decimos que estas mujeres, a las que conocemos muy poco, hay que reconocerles absolutamente todo lo que hicieron», explicó a EFE este miércoles Michèle Zaoui, responsable del proyecto para el Ayuntamiento de París.

«Si las hubiéramos colocado en el interior de un museo o en otro lugar -agregó-, habría sido muy distinto. Pero ponerlas en el espacio público es un acto político muy, muy fuerte».

Fabricadas en resina polimérica reforzada con fibra de vidrio y creadas mediante impresión 3D en talleres franceses, estas estatuas no solo brillan por su tamaño y materialidad, sino por la fuerza simbólica de sus protagonistas.

Entre ellas destacan figuras como Christine de Pizan, la primera escritora feminista europea, autora de ‘La Ciudad de las Damas’; u Olympe de Gouges, valiente activista de los derechos humanos y autora de la histórica ‘Declaración de los Derechos de la Mujer y la Ciudadana’.

También la inolvidable Simone Veil, superviviente del Holocausto y artífice de la legalización del aborto en Francia, símbolo de la lucha por los derechos de las mujeres en el siglo XX.

«Estas diez figuras representan la libertad, los derechos humanos y la libertad de las mujeres. Todas fueron luchadoras, desde el siglo XIII hasta nuestros días», detallaba a EFE Isabelle, vecina de la zona. Para ella, estas estatuas son «un recordatorio vital de que no podemos olvidar la historia de las mujeres, que estuvieron muchas veces en la sombra».

Frédéric, parisino que se acercó expresamente este miércoles a verlas, añadió en declaraciones a EFE: «La historia fue escrita por hombres y para hombres, y las mujeres quedaron en un segundo plano. Pero estas esculturas obligan a repensar el pasado y a reconocer el papel crucial de las pioneras que nos precedieron».

El impacto de la iniciativa trasciende fronteras y Tineke, turista holandesa que observaba la estatua de Simone de Beauvoir, opinó: «Inspiró a mucha gente con ideas adelantadas a su tiempo. Aunque no comparto todo lo que decía, su importancia es indiscutible».

Este conjunto de esculturas, cuyo despliegue en el distrito XVIII fue inaugurado el sábado en coincidencia con el primer aniversario de los Juegos de París, convierte la calle de la Chapelle en un símbolo contra la invisibilización histórica de las mujeres, recordando que el espacio público es también un espacio para la igualdad y la memoria compartida.

«Es fundamental recordar que mujeres y hombres están al mismo nivel y que todos necesitamos reconocernos mutuamente», concluye Isabelle, mientras algunos turistas hacen en fotos este merecido homenaje bañado en dorado.

En una ciudad donde las estatuas y los nombres de calles han sido históricamente mayoritariamente masculinos, París comienza a equilibrar, estatua a estatua, la historia que durante siglos se contó a medias.

Isabel Rodríguez Ramiro