Nankín (China), 8 sep (EFE).- Con graderíos abarrotados y un humor viral que desborda Internet, la Superliga de Fútbol de Jiangsu, una competición amateur, ha convertido a trece urbes chinas orgullosas de su identidad en un mosaico de “Ciudades Estadio” que vibra como fenómeno nacional.
La provincia oriental, tantas veces descrita como un territorio dividido, revive el espíritu de las Ciudades Estado griegas que olvidaban sus diferencias para unirse en un mismo frente contra los persas, solo que aquí el motivo de unión no es la guerra, sino el fútbol.
Más allá del balón, la ‘Su Chao’, como es conocida, se ha convertido en un carnaval digital de memes, un motor inesperado de consumo local y un laboratorio cultural para unas ciudades que, sin dejar de competir, han descubierto que también pueden unirse.
Cuando lo amateur llena gradas

El torneo, situado en el sexto escalón de la pirámide futbolística china y concebido como una liga amateur, ha sorprendido con escenas que evocan a la élite del fútbol internacional.
En su novena jornada, la ‘Su Chao’, que ha pasado de estadios medianos a llenar colosos de 60.000 plazas, alcanzó una media de 34.600 espectadores, un nivel de asistencia que supera al promedio de la Superliga China (25.420) y solo cede ante Bundesliga (42.558) y la Premier League (42.334) esta temporada, de acuerdo con datos de Transfermarkt.
Pero lo que distingue a esta competición es que, sobre el césped, no juegan millonarios del balón, sino profesores, programadores, repartidores o estudiantes que se cambian el uniforme laboral por la camiseta de su ciudad.
Las segundas partes dejan estampas de calambres y estiramientos a pie de campo, recordatorio de que, pese al marco gigante, siguen siendo amateurs.
El entrenador del Nanjing City, el conquense José Antonio Parreño, reconoce a EFE que sus futbolistas “se lo toman muy en serio” aunque el 90 % tenga trabajos a jornada completa.
“Es espectacular. Nosotros decimos que jugamos la Champions League, es como un Mundial, porque la gente viene y se divierte. Hay muchísima educación, los contrarios nos respetan y nos animan. Eso es fútbol de verdad”, resume el técnico, que hace dos semanas recibió de parte de su pueblo, Casasimarro (Cuenca), un mensaje de ánimo inesperado, muestra de la repercusión del torneo.
Este sábado, el Olímpico de Nankín rugió a coro con un “jiayou” (“Vamos” en chino) tanto para el local Nanjing como para el visitante Xuzhou, y la organización cerró accesos horas antes para canalizar a la multitud, una pasión que también desborda las redes sociales.
“Competición primero, amistad decimocuarta”

El lema que más circula en Internet sobre la ‘Su Chao’ no exalta la gloria deportiva sino el ingenio colectivo, con un “Competición primero, amistad decimocuarta”, por las trece ciudades participantes, que parodia el clásico “lo segundo es la amistad” y se ha convertido en consigna oficiosa del torneo.
Ese chiste resume bien el ambiente, una rivalidad intensa en el campo envuelta siempre en complicidad y humor compartido.
Ese humor se plasma en memes que recorren el país. El duelo entre Nankín y Wuxi se rebautizó como “el partido del pato salado contra el melocotón”, en referencia a los productos típicos de cada ciudad.
La broma digital terminó influyendo en la vida real: búsquedas y ventas de esos alimentos se dispararon en plataformas de comida durante los días de partido.
Incluso los perdedores encuentran protagonismo. Changzhou, encadenando derrotas, fue objeto de bromas gráficas en las que su nombre perdía trazos hasta quedar irreconocible y así nació la idea de un “fútbol de Schrödinger”, donde el equipo gana y pierde al mismo tiempo porque, juegue como juegue, siempre genera tráfico.
Esa ironía, lejos de hundirlos, disparó su turismo y convirtió a la ciudad en epicentro de promociones culturales.
Según datos de la China Video Big Data y la Radiodifusión de Jiangsu, hasta agosto las retransmisiones de la ‘Su Chao’ habían acumulado más de 23,4 millones de espectadores en televisión y cerca de 200 millones de visualizaciones en plataformas digitales, con picos de audiencia que llevaron a algunos canales locales a multiplicar por siete u ocho su público habitual.
Ciudades que se hacen estadio
El propio diario oficial Xinhua Daily bautizó a estas urbes como “Ciudades Estadio”, un apelativo que refleja cómo la rivalidad futbolística ha convertido cada localidad en un escaparate de identidad y orgullo.
Bajo esa etiqueta, los partidos han servido de palanca cultural y turística: Nankín organiza ‘fan zones’ en más de 80 puntos de la ciudad con pantallas gigantes y gastronomía local, Changzhou regala entradas a sus museos a visitantes de Yangzhou y otras urbes han lanzado paquetes turísticos que combinan fútbol con patrimonio.
El fenómeno recuerda inevitablemente a la ‘Superliga de las Aldeas’ de Guizhou (centro), que el año pasado deslumbró con su espontaneidad, pero que en esta temporada perdió gran parte de su brillo mediático.
La incógnita es si la ‘Su Chao’ logrará mantener el pulso o se desinflará cuando pase la novedad.
Por ahora, lo que está claro es que el torneo ha dado a Jiangsu una narrativa común que trasciende al deporte.
Como resume Parreño a EFE, el secreto va más allá de los goles: “Ya no es solo fútbol, es familiar. Vienen los padres con los niños, comen en restaurantes, visitan lugares… Todo eso es cultura. Si se crea cultura, se puede crear fútbol”.
Guillermo Benavides