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Un nuevo fármaco muestra buenos resultados contra la obesidad y puede tomarse por vía oral

Imagen de archivo (11/11/2017) de una persona con obesidad.
EFE/Sáshenka Gutiérrez

Barcelona, 18 sep (EFE).- Un ensayo internacional ha demostrado la eficacia de un nuevo fármaco a la hora de reducir peso en casos de obesidad, un medicamento que además tiene la ventaja de que se administra por vía oral, lo que facilita el tratamiento.

Los resultados de este ensayo clínico internacional de fase 3, en el que ha participado el Hospital Vall d’Hebron de Barcelona, se ha publicado en la revista The New England Journal of Medicine y se han presentado en el Congreso Anual de la Asociación Europea para el Estudio de la Diabetes (EASD), celebrado en Viena.

Se trata del fármaco orforglipron, que actúa sobre el receptor GLP-1 (que regula el apetito) y que los investigadores han comprobado que reduce, de media, un 11 % el peso corporal, al tiempo que mejora factores de riesgo cardiovascular, ha informado el Hospital Vall d’Hebron.

En los próximos meses está previsto que el orforglipron inicie los procesos regulatorios necesarios para su aprobación, lo que podría abrir una nueva etapa en el tratamiento de la obesidad.

La coordinadora de la Unidad de Tratamiento Integral de la Obesidad de Vall d’Hebron e investigadora principal del grupo de Diabetes y Metabolismo del Vall d’Hebron Instituto de Investigación (VHIR), Andreea Ciudin, ha explicado en declaraciones a EFE que lo importante en el abordaje de la obesidad es calcular bien no tanto el peso que se pierde, sino la grasa.

«Y en este estudio se ha visto que 3/4 partes de lo que se pierde en el tratamiento es grasa, mientras que el resto es masa libre de grasa (músculo y otros tejidos)», ha explicado.

En concreto, el estudio siguió durante 72 semanas a 3.100 personas con obesidad pero sin diabetes de nueve países diferentes, con índices de masa corporal superior a 30 kg/m2 y con alguna complicación asociada (como hipertensión, enfermedades cardiovasculares o apnea del sueño).

Los participantes fueron asignados aleatoriamente a diferentes dosis de orforglipron (6 mg, 12 mg o 36 mg) o a placebo, siempre en forma de una cápsula diaria, combinado con recomendaciones de dieta saludable y actividad física.

Los resultados muestran que el tratamiento con la dosis más alta de orforglipron consiguió una disminución media del 11,2 % del peso corporal.

Más de la mitad de los pacientes perdió al menos un 10 % de su peso y aproximadamente el 18 % llegó a reducirlo más del 20 %.

Además, se registraron mejoras significativas en la presión arterial, el perímetro de cintura, los niveles de triglicéridos y de colesterol, todos ellos factores de riesgo para enfermedades cardiovasculares.

Las ventajas de la vía oral

Al igual que otros fármacos para la obesidad ya aprobados, el orforglipron actúa sobre el receptor GLP-1, presente en diferentes células implicadas en la regulación del apetito y del metabolismo en el cerebro y el tubo digestivo, pero con la ventaja de que se puede tomar por la vía oral.

La mayoría de los productos que actúan sobre el GLP-1 y que ya están en el mercado son inyectables, porque contienen una molécula peptídica (una proteína) que, si se toma por vía oral y llega al estomago, se deshace y pierde eficacia.

Sí existe un medicamento peptídico que se puede tomar por la vía oral, la semaglutida, porque empaqueta la molécula dentro de una pastilla especial para que no se deshaga, pero esto exige una serie de requisitos a la hora de administrarlo, como ingerirlo siempre en ayunas o tener que esperar media hora antes de comer.

En cambio, el orforglipron tiene una estructura química diferente, pues no es una molécula peptídica, por lo que no pierde eficacia en el estómago.

«Es un fármaco que tiene el mismo efecto que los existentes, porque estimula el receptor de GLP1, pero no es peptídica, no es una proteína, por lo que se puede administrar por vía oral sin necesidad de medidas especiales», ha explicado Ciudin, única autora europea de la publicación.

GLP-1, la diana más buscada

La hormona GLP-1 es la protagonista en los últimos años de la investigación en el campo de la obesidad y la diabetes, pues se han demostrado los beneficios de controlar su función mediante fármacos que imiten su función (los conocidos como análogos del GLP-1).

El GLP-1 es una de las hormonas peptídicas que aparecen cuando la comida toca la mucosa intestinal; entre otras funciones, inducen la saciedad y actúan a nivel de diversos órganos del sistema digestivo para que el metabolismo funcione correctamente.

Si bien los fármacos análogos del GLP-1 están demostrando muy buenos resultados en la reducción de peso, la investigadora de Vall d’Hebron ha remarcado que en la obesidad no basta con medicarse, pues debe completarse con pautas de estilo de vida o, en algunos casos, con acompañamiento psicológico.

En este sentido, ha enfatizado que la obesidad no es algo temporal, sino una enfermedad crónica por una alteración de mecanismos biológicos que requiere tratamiento «de por vida», controlado por un especialista.

«Las tandas cortas de tratamiento solo para la operación bikini o para que entre el vestido para la boda de la prima es mala praxis», ha avisado.