Un retroceso castastrófico del glaciar Perito Moreno está cada vez más cerca

El extremo del glaciar Perito Moreno visto desde un mirador en la Península de Magallanes, abril de 2022. Crédito: Moritz Koch/ Universidad Fiedrich Alexander.

Redacción Ciencia, 7 ago (EFE).- El glaciar Perito Moreno, en Argentina, se está retirando más rápido de lo que se creía, de hecho, en algunas zonas se ha retraído hasta 800 metros en los últimos años, y las nuevas evidencias muestran que un retroceso catastrófico está cada vez más cerca.

Con sus 30 kilómetros de longitud y situado en la Patagonia Argentina, el Perito Moreno, declarado Patrimonio de la Humanidad en 1981 por la Unesco, se alimenta del Campo de hielo patagónico sur y desemboca en el lago Argentino.

Un estudio de investigadores argentinos y alemanes que publica Communications Earth & Enviroment analiza la situación del glaciar y advierte sobre ella.

El Perito Moreno es uno de los glaciares más estables de la Patagonia y, a diferencia de la mayoría de los alimentados por los mismos campos de hielo, en el periodo de 2000 a 2019 retrocedió solo unos cien metros.

Sin embargo, el nuevo estudio muestra que desde entonces se ha producido un aumento sustancial en la velocidad de retroceso del glaciar.

“Aunque todavía no perdió su apoyo y está relativamente estable, sabemos, por ejemplos de otros glaciares con dinámicas similares, que cuando estos procesos comienzan son irreversibles”, dijo a EFE Lucas Ruiz, del Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales (Ianigla), uno de los firmantes del estudio.

Desde 2020 se observó una pronunciada recesión en la orilla noroeste del lago del Canal de los Témpanos, donde el glaciar retrocedió 800 metros en un período de solo cuatro años, indica la investigación.

Ruiz afirmó que “actualmente, la información o las nuevas evidencias muestran que el colapso o retroceso catastrófico está cada vez más cerca”.

El investigador precisó que, cuando se habla de colapso referido a un glaciar, hace referencia a un retroceso muy rápido del frente, con una velocidad de kilómetros o de más de un kilómetro por año.

El retroceso se está acelerando y ya sucedió algo similar en el  Upsala y en el Viedma -dos glaciares cercanos-, pero “lo que esperamos es que el frente retroceda varios kilómetros en pocos años hasta una nueva posición de estabilidad”, según Ruiz.

El equipo, encabezado por Moritz Koch de la Universidad Fiedrich Alexander de Alemania, usó datos de radar para medir el espesor del hielo del glaciar durante dos vuelos en helicóptero en marzo de 2022.

Además, cartografiaron el lecho del lago más allá del extremo del glaciar y combinaron estos estudios con datos satelitales para investigar los cambios en la altura y velocidad de la superficie entre 2000 y 2024.

En los últimos años, la tasa de adelgazamiento del glaciar en su extremo terminal se ha multiplicado por más de dieciséis, pasando de 0,34 metros al año entre 2000 y 2019 a una media  anual de 5,5 metros 2019 y 2024, indica el artículo.

Los estudios también revelaron la presencia de una gran cresta debajo del extremo del glaciar, sobre la que actualmente se asienta y que podría haber sido la causa de su estabilidad antes de 2019.

Si la tasa actual de adelgazamiento del glaciar persiste, este se desprenderá de la cresta y, cuando pierda ese apoyo, “el retroceso se va a acelerar tanto que es como un colapso”, destacó Ruiz, quien agregó que “cada vez tenemos más evidencias de que este momento se está acercando”.

En cuanto al rápido retroceso detectado desde 2019, declaró que el “disparador” fue el cambio climático, la pérdida de masa debido a menores acumulaciones de nieve y el mayor derretimiento por el aumento de la temperatura.

La información disponible, aunque no forma parte del actual estudio, señala que la pérdida de masa del glaciar comenzó unos años antes, añadió Ruiz.

Por otro lado, los glaciares tardan en responder al cambio climático y, sobre todo, los que terminan en cuerpos de agua tienen retrocesos muy rápidos.

Los registros de temperatura del aire medidos cerca del extremo del glaciar desde mediados de la década de 1990 hasta 2020 revelan una tendencia de calentamiento decenal de 0,2 grados centígrados.

Durante este periodo, se observó un calentamiento especialmente intenso en verano y primavera, lo que contribuyó al aumento del deshielo superficial, indica el estudio.